Card. Parolin en la Cumbre sobre el mundo del trabajo. Foto: International Labour Organization.

Compromiso de Santa Sede con justicia social en Conferencia anual de Organización Internacional del Trabajo

El mensaje alabó el lanzamiento de la «Coalición Mundial por la Justicia Social», anunciada en la reunión, que la Iglesia Católica respalda, recordando que pide a sus fieles ser ciudadanos responsables.

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(ZENIT Noticias / Ginebra, 03.07.2023).- El Cardenal Parolin, secretario de Estado del Vaticano, leyó el mensaje del Papa Francisco a los participantes en la Cumbre sobre el Mundo del Trabajo en su 111ª Conferencia anual en Ginebra desarrollada del 5 al 16 de junio de 2023. Delegados de trabajadores, empresarios y gobiernos de los 187 Estados Miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) abordaron el avance hacia economías sostenibles e inclusivas con justicia, el papel de los aprendizajes de calidad y la protección de los trabajadores.

El mensaje del Papa Francisco propone «No sucumbir a la concepción reduccionista de la justicia social, que se centra exclusivamente en los indicadores económicos y sociales», sino que conviene basarse en tres pilares: dignidad humana, solidaridad y subsidiariedad. El mensaje del Pontífice a la cumbre fue leído por el Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, ante la asamblea reunida bajo el lema Social Just for All. El mensaje también alabó el lanzamiento de la «Coalición Mundial por la Justicia Social», anunciada en la reunión, que la Iglesia Católica respalda, recordando que pide a sus fieles ser ciudadanos responsables.

El @ctor general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, expuso la necesidad de un nuevo contrato social desde la solidaridad y la equidad. Gilbert F. Houngbo nació en Togo en 1961 y ha trabajado 35 años para mejorar las vidas de las personas más vulnerables del mundo. Fue Primer Ministro de Togo de 2008 a 2012 y fue sexto presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola. La Conferencia se clausuró adoptando la recomendación sobre el aprendizaje de calidad, la transición justa hacia economías sostenibles y la protección laboral.

Por seguridad, los visitantes no pudieron acceder al recinto del Palacio de las Naciones de Ginebra para la Conferencia, pero pudieron escuchar las deliberaciones de la sesión plenaria de la Conferencia a través de Internet en el sitio web de la OIT.

El mensaje leído por el Cardenal Parolin sostuvo que «La Santa Sede sigue comprometida en apoyar todos los esfuerzos para promover la justicia social, especialmente en el lugar de trabajo, poniendo sus medios a disposición de la comunidad internacional y, sobre todo, compartiendo la doctrina social de la Iglesia». También recordó los numerosos conflictos e inestabilidad actual que hay en el mundo y la esperanza de promover la causa de la paz. La paz y la justicia social pueden parecer utópicas, según el Papa, a los millones de personas que viven «a merced de intereses económicos o de la explotación indiscriminada». Hay numerosos trabajadores migrantes y refugiados en ocupaciones peligrosas, sucias y degradantes, muestra de que su dignidad humana es «inexorablemente pisoteada».

La iglesia pone la mirada en los marginados «como participantes plenos y activos en las decisiones que tomamos para lograr una paz más segura en nuestras sociedades, encontrando formas en las que la justicia social pueda ayudar a abordar las causas de la pobreza, como la desigualdad, la falta de empleo, la falta de vivienda o la negación de derechos sociales y laborales. Esto significa mirar más allá de los indicadores económicos y sociales».

El mensaje del Papa insistió en los tres fundamentos que orientan la justicia social firme: dignidad humana, solidaridad y subsidiariedad. El respeto de la dignidad humana, que Dios da al ser humano, requiere «la protección de los derechos fundamentales y el bienestar de todas las personas, incluidas sus necesidades físicas, emocionales y espirituales desde la concepción hasta la muerte natural».

La solidaridad muestra la interconexión y la interdependencia de todos, pues crea «el tejido de las relaciones auténticas» y llama a la responsabilidad para «cuidar los unos de los otros, especialmente de aquellos que son vulnerables o sufren injusticias». Es un deber acompañar y defender «a quienes sufren discriminación, pobreza, violencia o injusticia», reiteró Santo Padre.

La subsidiariedad orienta la adecuada distribución del poder y la toma de decisiones. «Las instituciones o autoridades más grandes pueden proporcionar apoyo general cuando se necesite, mientras que los individuos a nivel local y las comunidades tienen la libertad de tomar decisiones que afectan a sus vidas», recordó el mensaje del Papa. Con equilibrio, se evita la concentración excesiva de poder y se apoya la capacitación y la participación de individuos y comunidades en la forja de su propio destino.

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Rafael Llanes

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