(zenit – 5 mayo 2020).- Las villas y los barrios populares de la ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires se preparan para lo peor: según las cifras oficiales del gobierno porteño, actualizadas este martes, 5 de mayo, ya hay 249 casos confirmados de COVID-19 y seis personas fallecieron a causa del coronavirus.
En declaraciones exclusivas a la agencia zenit, el padre José María (Pepe) Di Paola, coordinador del equipo de “curas villeros”, explica con detalle como se han preparado para la llegada del virus en estos asentamientos, donde se estima que vive el 5,7% de los habitantes de la ciudad.
En este contexto, el próximo 11 de mayo se celebrará el 46º aniversario del asesinato y martirio del padre Carlos Mugica, símbolo del compromiso de la Iglesia Católica con los sectores populares de Argentina.
Ante el significativo aumento del contagio del coronavirus en los barrios populares, donde el padre Mugica desarrolló su misión, el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de Capital y Gran Buenos Aires ha orado hoy, 5 de mayo de 2020, delante su tumba y han leído la declaración conjunta.
Declaración de los curas villeros
“Hacemos un pedido a los distintos estamentos del Estado para que ajusten mucho y en concreto su presencia en nuestros barrios”, explican los “curas villeros”, como son conocidos coloquialmente.
“Este tiempo es extraordinario para la humanidad y el mundo y, por supuesto, para nuestra gente en nuestros barrios también. Nosotros, como Iglesia que vive y acompaña en el territorio, también hemos tomado decisiones y actitudes extraordinarias”, explican desde el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de Capital y Gran Buenos Aires.
Y agregan: “Estos son tiempos para hablar con hechos. Ausentarnos de los barrios populares sería colaborar para que crezca la injusticia existente. En nuestros barrios no cerramos las Capillas. Todas las actividades habituales se reconfiguran en función de lo que vamos viendo que necesita la comunidad”.
Plan de emergencia
Desde las diferentes parroquias de las villas: Parroquia Virgen de los Milagros Caacupé, Cristo Obrero–Retiro, Virgen Inmaculada de Villa Soldatis o María Madre de la Esperanza de la Villa 20, se pusieron en marcha con mucha previsión para desarrollar un plan de emergencia frente a la llegada de la pandemia.
“Hoy todas las parroquias de las villas en vez de tener pupitres tienen camas, en vez de tener un campamento tienen ollas populares, les dan de comer a miles de personas… El cambio es total. Es gente que la comunidad que trabaja y que están haciendo distintas tareas”, narra Di Paola.
“Los curas villeros también cambiamos nuestra labor: Celebramos la Misa de manera virtual, la celebración de la Palabra, el Rosario, lo que estamos ahora viendo es que también nuestra tarea como curas dentro de la misma parroquia ha cambiado”.
“Quédate en casa. Quédate en el barrio”
“Aquí la realidad es que la gente vive de ‘changas’ (trabajo ocasional), no se puede llevar el trabajo a casa y además en la casa son muchos los que viven”, describe el cura villero.
Por este motivo, el pasado 25 de marzo, los sacerdotes de las villas y barrios populares propusieron su campaña de emergencia al presidente Alberto Fernández en la casa del Olivo. Los curas pusieron sus parroquias y comunidades a disposición para colaborar en el combate para frenar la pandemia. “El presidente lo entendió y nos hizo firmar un spot con esta frase ‘Quédate en casa. Quédate en el barrio’. Aquí la gente toma mate, se sienta a charlar con el vecino, la vereda siempre es una prolongación”.
En este sentido, en las villas, los sacerdotes y equipos pastorales también han preparado “casas de aislamiento”. Estas casas son necesarias porque a lo mejor los que se aíslan son el resto de la familia, o gente que tiene otras enfermedades y que no pueden acudir al hospital. Estas casas seguramente se van a llenar, vamos a ver cual va a ser la orientación en cada lugar.
Pedagogía de la presencia
La “pedagogía de la presencia” es uno de los pilares de la Pastoral Villera. Por ello, el padre Pepe es muy apreciado entre sus habitantes, porque está con ellos: “La presencia es lo más importante, acompañar a la gente en todos sus momentos: momentos de paz y alegría, momentos de tristeza o de prueba”.
Así, el cura argentino opina que la presencia de capillas en las villas “es muy importante”. “Que haya una capilla, un sacerdote o una religiosa es lo que hace que una persona tenga en cualquier momento la posibilidad de volverse a Dios y de poder superar las dificultades que tiene”.
El problema de la droga
Designado por el entonces cardenal Jorge Bergoglio como coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado Argentino en 1997, el padre Pepe Di Paola continúa luchando contra el flagelo de las drogas en los sectores más vulnerables de la sociedad y colaborando para que las familias puedan salir de la pobreza.
En el documento redactado por los sacerdotes villeros de 2019 ya señalaron que el narcotráfico y la circulación de droga en los barrios populares es “uno de los problema grandes”, y detallaron que “no son originados en la villa, vienen de afuera”, señala Jose María Di Paola.
“Nosotros en general trabajamos de una manera propositiva, no buscamos la denuncia. La denuncia la tienen que hacer esferas de otro tipo más altas. Nosotros tenemos que trabajar con la población. Para ello, lo importante es quedarnos en ese lugar”.
Las ‘tres C’: Capilla, club, colegio
De esta manera, trabajan en dos aspectos: la prevención y la recuperación. “La prevención la hacemos a través de esas ‘tres C’ que llamamos: capilla, club, colegio. Lo que queremos es que quede como firme en cada lugar, así la institución se hace fuerte y se genera como una posibilidad para el barrio”. De este modo, “los chicos van a poder criarse en la parroquia, van a poder jugar al fútbol, estudiar, van a poderse sentir identificados con la parroquia.
Por otro lado, el trabajo de la recuperación, bajo el lema “La vida como viene”, lo llevan adelante con el proyecto “Hogares de Cristo”. El padre Pepe Di Paola indica que es un proyecto “muy concreto, muy práctico” donde los chicos de un barrio “tienen lugar en su comunidad para poder realizarse y dentro de esa realización significa también superar su adicción a la droga”.