La Jornada Mundial del Enfermo refuerza en Camerún el compromiso eclesial contra el sida

Especialmente en el continente africano, donde han tenido lugar las celebraciones centrales

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YAOUNDÉ, domingo, 13 febrero 2005 (ZENIT.org).- En la tarde de este viernes se concluyeron en el Santuario de María Reina de los Apóstoles en Mvolye (Camerún) las celebraciones de la decimotercera Jornada Mundial del Enfermo que en este año tenía por lema: «Jesucristo, esperanza para África – Juventud, salud y sida».

En la celebración eucarística se leyó el mensaje enviado por Juan Pablo II en francés en el que dirige palabras de aliento a los «queridos hermanos y hermanas enfermos, que lleváis en el cuerpo los signos del dolor y la fragilidad», así como a sus familiares, «involucrados directamente en su vida».

El Papa considera significativo que la Jornada haya sido acogida este año por África, «continente marcado por muchos y graves problemas, pero rico también de extraordinarios recursos humanos y espirituales y animado por un intenso deseo de paz y de auténtico progreso».

«África sufre por la presencia de muchos enfermos que silenciosamente invocan la solidaridad de todo el mundo», constata el mensaje pontificio.

A éstos, el Papa les recuerda que «Jesús es el Hombre que conoce el sufrimiento», por lo que les invita en el Año de la Eucaristía a unirse «con la mente y el corazón al sacrificio de la misa, inagotable manantial de esperanza en toda prueba de la vida».

La celebración eucarística fue presidida por el enviado especial del Papa a Camerún, el cardenal
mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, quien en la homilía confirmó la voluntad de la Iglesia de ofrecer su contribución material, espiritual y moral ante los grandes desafíos que experimenta África, en particular en el campo de la salud.

«Al celebrar la Eucaristía, cumbre de la Jornada del Enfermo, hacemos presente en África y para toda África la realidad de la curación y de la enfermedad con la potencia de Cristo Salvador», afirmó el purpurado según informa «Radio Vaticano».

El legado pontificio lanzó un sentido llamamiento a todos los responsables del mundo para que callen las armas, origen de grandes sufrimientos y enfermedades para las poblaciones africanas.

«Trabajemos, por tanto, juntos para construir la paz y facilitar el desarrollo social, político y económico del que África tiene urgente necesidad», concluyó el enviado papal.

Al concluir las celebraciones, el arzobispo de Yaoundé, monseñor Victor Tonyé Bakot, presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, subrayó que con esta Jornada el África de la pobreza, de la enfermedad, de la tuberculosis y el sida se ha dado cita con Cristo sufriente y resucitado para recuperar la esperanza.

Esta Jornada anual dedicada a los enfermos fue instituida por Juan Pablo II en 1992. Sus celebraciones centrales tienen lugar cada año en un país diferente el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes.

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ZENIT Staff

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