De Paseo por la Historia

Visitar en familia lugares de tradición cultural es un aporte al desarrollo de su identidad, pertenencia y compromiso con el mundo

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 Por Carmen Francisco M.

Aunque las nuevas tecnologías nos acercan museos y templos, ir a ellos en familia impacta diferente. Los niños y jóvenes reciben de nosotros una historia familiar y de fe. A su vez como familia nos enlazamos a otras tradiciones culturales y todos a otras herencias del ser humano.

Quizás con las ideas de consumismo e inmediatez que interpelan hoy la selección de actividades familiares no se nos presenta entre las mejores preferencias visitar los monumentos. Sin embargo convencidos de lo beneficioso que es para un desarrollo integral de todos, podemos prepararnos para ser tenaces y entusiastas promotores de visitas familiares a estos lugares.

Personalmente comparto que el gusto por estos paseos se va entrenando y que en un momento sorprende como cada integrante de la familia va eligiendo su especialidad y aporte original.

Algunas consideraciones:

La edad de los niños y jóvenes por sus posibilidades de madurez.

La elección y previa información del lugar por nuestra parte. Buscar datos curiosos que pueda atraer por su antropología, hazaña, misterio, laboriosidad, presencia e incidencia actual, etc.

Reflexionar cómo nos toca esta información en nuestra historia familiar.

La realidad desde la fe ha sido y es entera el gran regalo de Dios. Hemos participado como humanidad con fallos y aciertos. Es en ese camino que la historia nos ofrece una herencia que aprehender y un horizonte del que participar cada día. Ver en sus monumentos su presencia es el vínculo más preciado que podemos legar a los nuestros en estas visitas.

La comunicación (incluída la proxemia) es percibida por cada uno de manera diferente. Mientras unos querrán hacer preguntas incansablemente, otros querrán recorrer en silencio. Unos se tomarán de la mano o brazo para que les acompañes y otros buscarán perderse de vista. Por lo que nuestra actitud abierta y cálida es clave para acompañar.

El tono de voz de los mayores tiene importancia al leer y hacer cumplir las normas: no tocar, silencio, no sacar fotografías, no pasar, no acercarse, etc. Con amor estas normas se leen diferente, con respeto al cuidado del patrimonio común estaremos haciendo partícipe al nuevo visitante.

Caminemos en familia como piedras vivas de esta historia en días de vacaciones o algunos fines de semana.

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ZENIT Staff

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