(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 17.01.2022).- Este lunes 17 de enero el Papa recibió a un grupo de protestantes nórdicos que acudieron a Roma en su peregrinación anual, en víspera del inicio de la semana de oración por la unidad de los cristianos. Naturalmente el tema tratado fue la unidad. Ofrecemos las partes más importantes del discurso del Papa con encabezados temáticos añadidos por ZENIT.
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1) Se llega a un destino porque el Señor sale en nuestra búsqueda
El tema de este año está tomado del Evangelio de Mateo: «En el oriente vimos aparecer su estrella y vinimos a honrarlo» (cf. Mt 2,2). Se refiere a los Reyes Magos que, tras un largo viaje, encuentran a Jesús y lo adoran. Los Reyes Magos llegan a su destino porque lo han buscado. Pero lo buscan porque el Señor primero, con la señal de la estrella, había salido en su búsqueda. Encuentran porque buscan, y buscan porque han sido buscados. Es hermoso entender la vida así, como un camino de búsqueda, que no parte de nosotros, sino de Aquel que primero se puso a buscarnos y a atraernos con su gracia. Todo nace de la gracia de Dios que nos atrae. Y nuestra respuesta sólo puede ser similar a la de los Reyes Magos: un viaje hecho juntos.
2) Caminar juntos
Caminar juntos. Los que han sido tocados por la gracia de Dios no pueden cerrarse y vivir en la autopreservación, siempre están en movimiento, siempre se esfuerzan por avanzar. Y avanzar juntos: su peregrinación aquí es un buen ejemplo de ello. La tradición de la Iglesia ha reconocido en los Reyes Magos a los representantes de las diferentes culturas y pueblos: también para nosotros, especialmente en estos tiempos, el reto es tomar de la mano a nuestros hermanos, con su historia concreta, para avanzar juntos.
(…) estamos en camino guiados por la suave luz de Dios, que disipa la oscuridad de la división y dirige el camino hacia la unidad. Caminamos como hermanos hacia una comunión cada vez más plena. Ayudémonos mutuamente, en nuestra peregrinación ecuménica, a progresar «cada vez más hacia Dios», «magis ac magis in Deum», como dice la Regla de San Benito (LXII,4). El mundo necesita su luz y esta luz sólo brilla en el amor, la comunión y la fraternidad.
3) Las etapas del viaje
Hay etapas del viaje que son más fáciles y en las que estamos llamados a proceder con rapidez y diligencia. Pienso, por ejemplo, en tantas jornadas de caridad que, al tiempo que nos acercan al Señor, presente en los pobres y necesitados, nos unen entre nosotros. A veces, sin embargo, el camino es más cansado y, ante objetivos que aún parecen lejanos y difíciles de alcanzar, el cansancio puede aumentar y la tentación del desánimo puede aflorar. En este caso, recordemos que estamos en camino no como poseedores, sino como buscadores de Dios. Por eso debemos avanzar con humilde paciencia y siempre juntos, para apoyarnos mutuamente, porque ese es el deseo de Cristo. Ayudémonos mutuamente cuando veamos que el otro está necesitado. Y en el peregrinaje, a veces es necesario hacer una parada para recuperar energías y concentrarse mejor en la meta. Y nosotros, como buscadores de Dios en nuestro camino hacia la plena comunión con Él y con los demás, tenemos dos importantes estaciones por delante.
4) Acontecimientos que unen
En 2025 celebraremos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. La confesión trinitaria y cristológica de este Concilio, que reconoce a Jesús como «Dios verdadero de Dios verdadero», «consustancial al Padre», nos une a todos los bautizados. Ante este gran aniversario, preparémonos con renovado entusiasmo para caminar juntos por el camino de Cristo, por el camino que es Cristo. Porque es de él, de su novedad, de su incomparable alegría de lo que tenemos necesidad. Sólo si estamos cerca de él recorreremos plenamente el camino hacia la unidad total. Y es siempre a Él a quien, incluso inconscientemente, buscan los pueblos de todos los tiempos y, por tanto, también los de hoy.
La segunda estación: en 2030 – ¿estaremos allí, no? no lo sé- conmemoraremos el 500º aniversario de la Confesión de Augsburgo. En una época en la que los cristianos estaban a punto de separarse, esa Confesión trató de preservar la unidad. Sabemos que no consiguió evitar la división, pero el aniversario puede ser una ocasión fructífera para confirmarnos y fortalecernos en el camino de la comunión, para ser más dóciles a la voluntad de Dios y menos a la lógica humana, más dispuestos a anteponer el rumbo celestial a los objetivos terrenales.
5) ¿Cuándo llegará la unidad? Lo importante es el camino
Y luego, otra cosa en el camino ecuménico. ¿Cuándo se logrará la unidad? Uno se pregunta, ¿no? Un gran teólogo ortodoxo especializado en escatología dijo: «La unidad será en el eschaton». Pero lo importante es el camino hacia la unidad. Es muy bueno que los teólogos estudien, discutan… Esto es muy bueno. Son especialistas en esto. Pero también es bueno que nosotros, el pueblo fiel de Dios, vayamos juntos por el camino. Juntos. Y hacemos la unidad con la oración, con las obras de caridad, con el trabajo conjunto. Sé que va por ese camino, y se lo agradezco mucho.
Queridos amigos, la repetición de vuestra peregrinación aquí -me gusta mucho- es un hermoso y alentador signo ecuménico. Se lo agradezco. Avancemos juntos en la búsqueda de Dios, con audacia y concreción. Mantengamos nuestra mirada fija en Jesús (cf. Hb 12,2) y mantengámonos unidos en la oración. Por ello, os invito a rezar juntos el Padrenuestro, cada uno en su propia lengua.