Por: Elizabeth Owen
(ZENIT Noticias / Bagdag, 13.07.2023).- El futuro de los cristianos en Irak se ve nuevamente amenazado, luego de décadas de violencia y persecución. Esta vez, el blanco de la controversia es la máxima autoridad eclesiástica del país: el patriarca caldeo, el Cardenal Louis Raphael Sako, quien recientemente ha sido despojado de su «reconocimiento institucional» por parte del presidente de la República.
El jefe de Estado ha derogado el Decreto 147, emitido por su predecesor Jalal Talabani el 10 de julio de 2013, el cual establecía la designación pontificia del Cardenal como líder de la Iglesia caldea «en Irak y en el mundo», y como «responsable de los activos de la Iglesia». Esta es la cuestión central: «El control de los activos y propiedades cristianas, de la Iglesia, que alguien pretende arrebatar».
En respuesta a esta situación, el presidente Abdul Latif Rashid emitió un comunicado en días recientes con la intención de «aclarar» los detalles de la controversia. «La revocación», subrayó, «no afecta el estatus religioso o legal del patriarca Sako», ya que su nombramiento es «por parte de la Sede Apostólica». Según el líder musulmán kurdo, esto busca «corregir» una cuestión «constitucional», mientras que el presidente continúa respetando y apreciando al patriarca como líder de la Iglesia caldea en Irak y en el mundo.
Sin embargo, en la práctica, la decisión del presidente acabaría por despojar al patriarca de la administración de los activos eclesiásticos, los cuales han sido objeto de interés desde hace tiempo por parte de Ryan «el Caldeo» y las Brigadas de Babilonia. «No es casualidad que la decisión del presidente haya llegado pocos días después de un encuentro entre Rashid y Ryan, el autoproclamado líder cristiano», señala una fuente. «Otros buscan intervenir, mandar, confiscar», continúa la fuente. «Hay quienes pretenden apoderarse de lo que pertenece a los cristianos.
Durante más de cien años, después de la designación del Papa, el patriarca ha recibido el reconocimiento mediante un decreto que establecía que era el líder de la Iglesia y el custodio de sus propiedades, primero por parte del rey y luego por el presidente». Con la derogación del decreto presidencial, el primado «perdería el control legal sobre los activos y propiedades», concluye la fuente, pero el Cardenal Sako «está decidido a luchar y ya está preparando una apelación legal para hacer valer la justicia y los derechos».
La controversia en torno a la derogación del decreto presidencial es el último episodio de una serie de ataques dirigidos hacia la figura más autorizada y respetada de la Iglesia caldea en Irak. En semanas recientes, la comunidad cristiana ha alzado su «voz» en respuesta a las «falsedades» lanzadas contra el patriarca Sako y los líderes eclesiásticos por parte del jefe del Movimiento Babilonia, Rayan al-Kaldani. Este autodenominado líder cristiano, respaldado por facciones chiitas vinculadas a potencias extranjeras como Irán, busca establecer un enclave en la llanura de Nínive, aprovechando su posición de poder y controlando cuatro de los cinco escaños parlamentarios reservados para la minoría (aunque la elección no es exclusiva de los cristianos), así como un ministerio bajo su influencia.
Las Brigadas de Babilonia surgieron durante la lucha contra el Estado Islámico en la década pasada y han adquirido una creciente influencia económica y política.
Los obispos del norte de Irak (Mosul y la llanura de Nínive) han criticado enérgicamente el sistema de asignación de cuotas para las minorías, respaldando plenamente la lucha del patriarca y anunciando la posibilidad de boicotear las próximas elecciones por parte de la comunidad cristiana. En mayo, el propio patriarca caldeo insinuó la posibilidad de recurrir a instancias de justicia internacional para proteger una distribución justa de los escaños parlamentarios. Estas posturas han provocado ataques contra el patriarca y la institución por parte de individuos cercanos al «Movimiento Babilonia», que se han vuelto cada vez más virulentos con el tiempo, lo que ha llevado a cientos de cristianos, tanto sacerdotes como fieles, a salir a las calles y mostrar su solidaridad con el Cardenal Sako.
En una declaración conjunta enviada a AsiaNews, el Movimiento Democrático Asirio, el Consejo Popular Caldéo Siro Asirio, la Unión Patriótica Betnahrain, el Partido Nahrain Sons y el Partido Patriótico Asirio expresan su «apoyo» al patriarca. Esta solidaridad va más allá de la autoridad religiosa y abarca su «estatus como institución religiosa, que representa una parte importante de la sociedad iraquí». Los movimientos cristianos califican la decisión como «inquietante» debido a sus «repercusiones negativas», que se suman a los «ataques directos» contra la comunidad cristiana, incluyendo «desplazamientos, asesinatos de líderes religiosos y civiles, secuestros, bombardeos de iglesias y cambios demográficos». «Como partidos nacionales», concluye la declaración, «rechazamos este decreto» que permitiría «la manipulación de los activos eclesiásticos por parte de partidos influyentes y corruptos con claras ambiciones de expropiación».
