las Hermanas a menudo tienen que caminar largas distancias por caminos montañosos sin pavimentar para llevar a cabo su misión.

las Hermanas a menudo tienen que caminar largas distancias por caminos montañosos sin pavimentar para llevar a cabo su misión. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada

Cuidan de comunidades pobres y olvidadas: así son estas religiosas guatemaltecas

Tres Hermanas de la Provincia de Guadalupe de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús han estado trabajando duro durante más de una década para brindar ayuda a las comunidades étnicas mayas y a otras personas necesitadas.

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(ZENIT Noticias / Guatemala, 31.07.2024).- Hermanas religiosas en Guatemala han compartido sus historias de dedicación y sacrificio apoyando a los pueblos indígenas y llevando el Evangelio a lugares tan remotos que los sacerdotes solo pueden venir a celebrar Misa como máximo una vez al año.

Tres Hermanas de la Provincia de Guadalupe de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús han estado trabajando duro durante más de una década para brindar ayuda a las comunidades étnicas mayas y a otras personas necesitadas.

Con base en la región de Boca Costa, al suroeste de Guatemala – hogar de 21 pueblos indígenas – las Hermanas a menudo tienen que caminar largas distancias por caminos montañosos sin pavimentar para llevar a cabo su misión.

La hermana Aura Marina López dijo a la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN): “Durante años, estas comunidades han vivido en el abandono, luchando contra la pobreza extrema y la falta de acceso a servicios básicos. La mayor parte de la población se gana la vida con pequeñas plantaciones de café y muchos migran debido a la falta de tierra disponible o la imposibilidad de encontrar un empleo estable”.

La hermana López agregó que, a pesar de los crecientes desafíos en los últimos 10 años, el pueblo maya está “fuertemente comprometido a mantener vivo el testimonio de la experiencia de Cristo resucitado y muestra una fe y valentía admirables”.

Resaltó que los sacerdotes sólo suelen visitar estas comunidades para celebrar misa una vez al año “en el mejor de los casos” porque se tarda “ocho horas en llegar desde la parroquia de Tajumulco”.

Agregó que su congregación decidió quedarse con los fieles localmente cuando “en 2012, luego de evaluar la situación, el entonces párroco de Santa Isabel, en Tajumulco, pidió nuestra ayuda, por lo que realizamos una misión de un mes. Después de esa experiencia, viendo lo necesario que era seguir acompañando a los fieles de la zona, decidimos quedarnos definitivamente, para apoyar al párroco”.

Durante siete años, antes de que se construyera su casa en 2021, las Hermanas se alojaron en casas de generosas familias locales.

Al principio, ni siquiera podían permitirse comprar el material tradicional utilizado para confeccionar sus hábitos religiosos, hasta que ACN empezó a apoyar su misión.

La hermana López dijo que la ayuda económica que su congregación recibió de ACN “ha sido una verdadera bendición”, permitiéndoles “continuar nuestro trabajo entre los pobres y necesitados”. Concluyó: “Estamos profundamente agradecidos por su amabilidad y generosidad, y ofrecemos nuestras humildes oraciones por las intenciones de sus benefactores”.

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Amy Balog

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