Desde el primero de enero, los turistas y ciudadanos italianos que visiten la Capilla Sixtina o los museos del Vaticano deberán pagar en efectivo pues momentáneamente no se aceptan las cartas de crédito ni de débito.
El programa francés de la Radio Vaticano, publicó las palabras del portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi quien declaró: “Las relaciones entre ciertas oficinas de la Ciudad del Vaticano y uno de sus concesionarios de servicios para las cartas de crédito y pagos electrónicos está por expirar”. Y añadió: “se está tratando con diversos concesionarios de servicios y por lo tanto la interrupción será breve”.
Un Estado muy pequeño
Para quien no conoce la Ciudad de Vaticano, esta no es una pequeña ciudad como San Marino o Montecarlo, en donde hay restaurantes, negocios, tiendas, hoteles, etcétera, y los turistas pueden pasearse o dormir. Por ello el uso de carta de crédito o de pago de un servicio por un turista o un externo, tienen una importancia relativa.
En el interior de Ciudad del Vaticano se encuentran oficinas, jardines, la Basílica, los Museos, algunos alojamientos y viven aproximadamente unas mil personas, incluido el cuerpo de los Guardias Suizos. La Ciudad del Vaticano está rodeada de antiguas murallas y la Gendarmería del Vaticano y los Guardias Suizos dejan entrar por sus cuatro portones principales a quienes son empleados o van por cuestiones específicas.
Allí hay un supermercado y un segundo negocio con objetos de mayor valor, como perfumes, electrodomésticos y ropa, reservado a los empleados del Vaticano o a las personas que tienen vínculos específicos. El público externo en cambio, puede acceder sólo a la Farmacia Vaticana pasando por el control de la Gendarmería, pues las medicinas son una cuestión humanitaria.
Los turistas o ciudadanos italianos también pueden visitar la Basílica de San Pedro y su plaza cuyo ingreso es libre. O visitar los jardines situados en el interior del Vaticano gracias a las visitas guiadas que es necesario reservar en las Obra de Peregrinaciones Romanas.
Los Museos Vaticanos, en donde es necesario pagar un billete de ingreso, en cambio tienen sus puertas que dan directamente al externo de las murallas de Ciudad del Vaticano. La Capilla Sixtina por ejemplo está dentro de los Museos que posee un área con bar y restaurante self service. En estos lugares los turistas deberán pagar en efectivo sus entradas y consumos.
Control bancario
El gestor de los pagos electrónicos del Vaticano es el banco alemán Deutsche Bank y el problema nació con la Banca d’Italia, que tomó la medida pues dijo que el servicio P.O.S. (pago con tarjeta) funcionaba desde hace años sin la autorización de la filial italiana de la Deutsche Bank.
El programa francés de la Radio Vaticano ironiza sobre este nuevo “affaire”, visto algunos comentarios de periódicos que pensaron de encontrar vaya a saber qué. La radio recuerda con razón que “el Vaticano, con Benedicto XVI, se ha empeñado en un proceso para volver más transparentes sus finanzas, en particular las del Instituto para las Obras de Religión (IOR)”.
Por este motivo indicó la radio, “la Santa Sede ha contratado a un experto de renombre internacional en la lucha contra el blanqueado de dinero, el suizo René Brulhart, quien fue director de la Financial Intelligence Unit (FIU) de Liechtenstein durante ocho años”.
En julio pasado, un informe de la Moneyval, el organismo de la Unión Europea contra el reciclaje de dinero, indicó que las autoridades vaticanas realizaron “un largo recorrido en un lapso de tiempo muy corto”, si bien aún quedan pasos por dar.
Días después del informe de la Moneyval, monseñor Ettore Balestrero, subsecretario para las relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado para la Santa Sede, recordó el 18 de julio ante la prensa, “que el itinerario realizado representa, sobre todo, un compromiso moral y no estrictamente técnico”.
En dicha ocasión, monseñor Ballestero citó algunas palabras del papa Benedicto XVI en el motu proprio del 30 de diciembre 2010: «Muy oportunamente la comunidad internacional se está cada vez más dotando de principios e instrumentos jurídicos que permitan prevenir y luchar contra el fenómeno del blanqueo y de la financiación del terrorismo». Es por tanto justo que la Santa Sede comparta tales esfuerzos, adoptando y «haciendo propias» tales reglas, útiles también «para el desarrollo de la propia misión».
De todos modos, en torno a la Ciudad del Vaticano hay multitud de servicios que aceptan tarjeta de crédito y de débito, así como filiales bancarias con cajeros automáticos. Por lo tanto el peregrino no tendrá más dificultad que sacar en cualquiera de estos cajeros el efectivo que necesita para su visita al Vaticano.