Por Jan Bentz
ROMA, lunes 16 julio 2012 (ZENIT.org).- Para conmemorar el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI ha anunciado, a partir del 11 de octubre, un Año de la Fe. En una entrevista exclusiva concedida a ZENIT, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Robert Zollitsch, arzobispo de Friburgo de Brisgovia, habló sobre este evento y de la situación de la fe en Alemania.
¿Por qué 50 años después del Concilio Vaticano II, cuyo objetivo era promover una nueva evangelización, ahora necesitamos de una iniciativa como el Año de la Fe?
–Mons. Zollitsch: Hoy, 50 años más tarde, es natural que mucho ha cambiado y es bueno dar un nuevo impulso a este empuje. El Año de la Fe, que –según lo declarado por el santo padre– se basa en el Concilio, quiere servir a esta solicitud. A esto sirve la convocatoria a la Nueva Evangelización. Debido a los muchos cambios en las últimas décadas y a su impacto en la sociedad, vivimos de un lado una gran secularización y alienación de la fe en la Iglesia; por otro lado, hay una búsqueda muy nueva de autotrascendencia, para poner la propia vida en una esfera más amplia de lo conocido, un deseo de experiencia de Dios. Muchos países, en los que antes una religión –y en particular la vida cristiana–, llegaba a crear relaciones comunitarias activas y creyentes, hoy están caracterizadas más bien por la indiferencia, o por una multiopcionalidad religiosa.
Esto no significa que la disponibilidad de una espiritualidad cristiana o la apertura a una interpretación de significado específicamente cristiano se haya perdido. Se trata de proclamar y de testimoniar de modo creíble y auténtico el Evangelio de la cercanía de Dios en Jesucristo, en una época cambiada. En este sentido, una nueva evangelización debe promover la apertura y la profundidad de una fe pura y sólida para ser fuerza de verdadera liberación.
Usted es miembro del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. ¿Cuál es su función específica?
–Mons. Zollitsch: Para nosotros, los miembros de este Consejo Pontificio aún muy joven, no hay áreas específicas de intervención. Para mí es muy importante, al inicio, aprovechar las oportunidades de este trabajo en particular y aprender de otros países sobre cómo es allí la situación de la nueva evangelización. Luego, por supuesto me gustaría transmitir al Consejo la experiencia de la nueva evangelización en Alemania. Ya tenemos iniciativas entusiasmantes y a largo plazo. Ya hace doce años, los obispos alemanes han sentado las bases para las reflexiones del santo padre en su artículo Zeit der Aussaat – missionarisch Kirche sein (Temporada de siembra – ser una Iglesia misionera).
¿Cuál es el corazón de la Nueva Evangelización, de lo cual habla el papa?
–Mons. Zollitsch: El corazón de la Nueva Evangelización es la transmisión de la fe a la gente de hoy. Esta fe sostiene y fortalece. El que cree nunca está solo, lo dijo el santo padre. Esto incluye la apertura del camino para las personas que puedan hacer la experiencia de Dios como Cristo lo ha anunciado. Se trata de cómo transmitir a las personas valores fuertes y de base para una vida de fe cristiana. Se requiere gente que convenza y que lleve la evangelización con el testimonio personal de la fe. Esto no es posible sin una comunidad que viva la confianza en familia, en la relación amorosa y en comunidades fuertes. Aquí el individuo viene insertado en algo comunitario y en una unión que puede sostener la fe de los otros. Cristo ha hecho a los suyos partícipes de su fe, aún más: Dios nos ha hecho partícipes de su vida a través de Jesucristo, y lo hace todavía hoy. De la participación nace lo particular, incluso el propio testimonio de la fe. Debemos asegurarnos de que la gente busque y encuentre a Dios en todas las cosas, sean personas o hechos. Sin embargo, la evolución espiritual de las últimas décadas no se puede revertir fácilmente. El anuncio del Evangelio es un proceso largo. Requiere mucha atención a los detalles, aunque aparentemente insignificantes, de persona a persona, de familia en familia.
¿Cómo es en Alemania el vínculo con la Iglesia universal? ¿Y la unión con el papa en Roma?
–Mons. Zollitsch: La Iglesia alemana local está muy unida con la Iglesia universal. Se inicia con un intenso intercambio entre las conferencias episcopales, en particular a nivel europeo. Esto es evidente incluso en nuestras organizaciones humanitarias, tan comprometidas en la Iglesia a nivel mundial. Y, por supuesto, la Conferencia Episcopal Alemana está en estrecho contacto con nuestro santo padre en Roma. Yo mismo me reúno regularmente. Justamente a través de mi nombramiento en el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, yo vivo esto como un reforzamiento. En Alemania hemos tenido muchas experiencias positivas con la Nueva Evangelización, es decir, de aplicaciones prácticas que espera el santo padre. Esta experiencia la aportamos al debate y estamos agradecidos por lo que podemos aprender de otras iglesias locales. Por ejemplo, estoy impresionado por mi experiencia en Nigeria: allí pude experimentar el enorme servicio prestado por los catequistas, especialmente en las zonas rurales. Estoy convencido de que cada iglesia local tiene algo que compartir, y podamos caminar juntos por la vía de una fe adulta.
Traducción del italiano por José Antonio Varela V.