CIUDAD DEL VATICANO, 13 mayo 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II celebró este domingo el vigésimo aniversario del atentado que sufrió en la plaza de San Pedro, en 1981, ordenando a 34 nuevos sacerdotes, a quienes confió a la protección de la Virgen de Fátima.
Los nuevos presbíteros provienen de cuatro seminarios de la diócesis de Roma y de dos comunidades religiosas de derecho diocesano. Al inicio del rito, el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, saludó al Papa con un emocionante recuerdo del día en que el pontífice estuvo a punto de perder la vida al caer víctima de la bala disparada por el terrorista turco Mehmet Alí Agca.
«Este 13 de mayo es realmente especial: su significado lo puede comprender Su Santidad mejor que nadie», dijo el purpurado y aclaró: no sólo es el aniversario del atentado, sino también el de las apariciones de Fátima, Portugal, en 1917.
Juan Pablo II, al dirigirse a los nuevos sacerdotes durante la homilía, quiso entregarles de nuevo simbólicamente la carta apostólica con la que cerró el gran Jubileo del año 2000, la «Novo millennio ineunte», que traza las líneas del camino de la Iglesia para esta nueva etapa de la historia.
«A vosotros os toca guiar con generosa entrega los pasos del pueblo cristiano teniendo en cuenta especialmente dos grandes ámbitos del compromiso pastoral: «recomenzar desde Cristo» (nn. 29-41)y «ser testigos del amor» (nn. 42-57)», les dijo el Papa.
La ceremonia de ordenaciones se convirtió también en una oportunidad para que el pontífice afrontara la cuestión de la crisis de vocaciones, que experimentan algunos países, especialmente en Occidente. Como respuesta, propuso una nueva «pastoral vocacional», planteada de manera más «amplia y capilar».
«Se trata –aclaró– de suscitar y cultivar cada vez más una «mentalidad vocacional» que se traduzca en un estilo personal y comunitario caracterizado por la escucha, el discernimiento y la respuesta generosa a Dios que llama».
A los nuevos sacerdotes les dejó su consejo personal: «conscientes de vuestra misión, tended a la santidad, difundid el amor. Sed, ante todo, enamorados de la Iglesia, de la Iglesia terrestre y de la celeste, mirándola con fe y con amor, a pesar de las manchas y de las arrugas que pueden marcar su rostro humano».
Los 34 nuevos sacerdote han cursado estudios filosóficos y teológicos en las Universidades Pontificias de Roma, durante unos seis años. Han desempeñado sus prácticas pastorales en parroquias romanas, a las que en su mayoría ahora van como vicepárrocos.
Once de ellos se han preparado al sacerdocio en el Colegio diocesano «Redemptoris Mater», fundado por el Camino Neocatecumenal.
Al concluir la celebración, Juan Pablo II encomendó a la Virgen de Fátima el ministerio de los 34 nuevos sacerdotes. Y confesó: «Yo mismo tuve la posibilidad de experimentar su protección el 13 de mayo de hace veinte años».