CIUDAD DEL VATICANO, 17 mayo 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha querido mostrar públicamente su dolor y rechazo ante el brutal asesinato de tres religiosos salesianos, que tuvo lugar el 15 de mayo pasado en India.
Los religiosos dirigían el Noviciado Salesiano de Imphal. Fueron víctimas de tres milicianos separatistas de la región, que irrumpieron uniformados en el centro religioso. El padre Raphael Paliakara, de 43 años, maestro de novicios, salió a su encuentro. Le pidieron que separase a los novicios naga, una tribu local. Al darse cuenta de sus intenciones, el religioso se negó a cumplir las órdenes. Los milicianos le dispararon a bocajarro.
Luego abrieron fuego contra el padre Andreas Kindo, de 32 años, asistente de novicios. El asistente, hermano Shinu Joseph, de 25 años, corrió en su ayuda, pero en ese momento también cayó al suelo víctima de impactos de bala. Los tres murieron en el acto.
Ha sido el ataque más grave contra miembros de la Iglesia católica en el noreste de India. Las escuelas católicas de la zona, en los últimos meses, han sufrido la extorsión de los grupos armados separatistas.
En un mensaje enviado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, al padre Juan Edmundo Vecchi, rector mayor de la Sociedad de San Juan Bosco, el Papa «desea hacer llegar en este doloroso momento a usted y a sus hermanos, familiares y amigos de las víctimas, su cercanía particular y sentido pésame por la grave pérdida de los generosos servidores del Evangelio, reafirmando su viva deploración de cualquier forma de violencia».
«Deseando que la sangre derramada se transforme en semilla de esperanza para construir una auténtica fraternidad entre los pueblos –concluye el telegrama–, Su Santidad asegura fervientes oraciones de sufragio por el eterno descanso de las almas elegidas y envía de todo corazón la consoladora bendición apostólica».