Venezuela: Un ministro insulta a los obispos y luego se corrige

Reacción ante un informe de la XXVIII Asamblea del CELAM

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CARACAS, 18 mayo 2001 (ZENIT.org).- Un exponente del gobierno de Venezuela, tras insultar abiertamente a la Iglesia católica en el país, se ha corregido tratando de relanzar el diálogo.

La corrección de postura gubernamental se produce tras una airada y poco reflexiva reacción del ministro de la Secretaría, Diosdado Cabello, que acusó a los obispos de desconocer la situación del
país y vivir rodeados de lujo.

Los insultos gubernamentales surgieron tras la publicación de un documento sobre la situación de Venezuela, presentado, como es habitual en este tipo de reuniones, ante la XXVIII Asamblea del
CELAM, que se celebra en estos días en Caracas.

El presidente de la Conferencia Episcopal venezolana, monseñor Baltazar Porras, respondió a los insultos de Cabello con cierta distancia, en declaraciones al diario «El Universal»: «Me imagino que como está nuevo no conoce todavía. Le diría que cuando viaje por el país visite las residencias y palacios episcopales y vea cómo vivimos los obispos. Lo que está a la vista no necesita anteojos».

Sin embargo Cabello parece haber reflexionado y ha expresado la necesidad de iniciar contactos «para recibir las críticas y poner en práctica lo que sea necesario», según informa hoy «El Universal».

El ministro admitió que los máximos representantes de la Iglesia en Venezuela «no han encontrado un canal para el diálogo» y se ofreció como mediador «porque pareciera que hubiera algún tipo de ausencia de interlocutores entre ellos y el Gobierno, y esa es la función del Ministerio».

En el informe se incluyen críticas a la actual situación del país y se alude al fracaso del Ejecutivo en las prometidas soluciones a la pobreza y la criminalidad, así como se cuestiona el carácter democrático del modo de gobernar de Hugo Chávez, personalista y populista.

Los obispos se suman así a otras voces internacionales que acusan al Gobierno de una progresiva concentración del poder político en las manos del presidente, ignorando los puntos de vista de la oposición y de otras instancias de la sociedad.

Refiriéndose a las relaciones Iglesia-Gobierno, el informe episcopal indica que han sido cada vez más tirantes. Aunque el presidente dice que es católico, critica y ataca duramente el liderazgo de los obispos y crea divisiones, se lee en el documento. Añade que Chávez ha llamado con frecuencia a algunos miembros de la jerarquía, en desacuerdo con él, «diablos»

En el área internacional, los obispos subrayan que Chávez ha reorientado las relaciones internacionales de Venezuela, dando un especial y visible énfasis a los lazos con países como Cuba, Irak y Libia. Añade que, aunque las relaciones con EE.UU, siguen siendo fuertes, se han producido una serie de tensiones e incidentes.

Monseñor Baltazar Porras afirma que «los gobiernos tienen piel de quinceañera y en éste, por cualquier cosita que se les dice, arman un escándalo y salen con posturas como las que vemos hoy. Vale la pena analizarlo: todos los voceros gubernamentales se aprendieron muy bien la cartilla y todos dicen exactamente lo mismo. Podríamos poner un coro de una sola voz, porque lo hacen muy bien». «Veo con preocupación –añade monseñor Porras– que no se toque ninguno de los puntos que allí están, sino que todos los voceros del Gobierno lo que hacen es descalificar la postura de la Iglesia y a la Conferencia. El Padrenuestro nos obliga a perdonar a aquellos que ofenden, pero esto es significativo de un estilo que preocupa».

Monseñor Ovidio Pérez Morales, delegado venezolano ante el CELAM, aclaró que el informe es un documento de carácter interno y no un comunicado del Episcopado venezolano. Su divulgación, explicó, se debió al avance tecnológico: en el pasado tales informes eran distribuidos sólo entre los obispos, mientras que ahora se publican en la página web del CELAM. El prelado aclaró que no quiere entrar en dimes y diretes y pidió al Gobierno que lea las «líneas gruesas» del documento. «No hacemos observaciones para causar problemas, sino para que las cosas mejoren. Nosotros no estamos llamados ni a poner ni a quitar gobiernos. No somos los llamados a ser alternativa de poder. No somos partidos político, ni una entidad gremial», dijo al ratificar la disposición de la Iglesia a colaborar en la búsqueda del diálogo y de una cultura de la tolerancia.

«Venezuela está haciendo grandes esfuerzos por tender relaciones en los cuatro puntos cardinales, con países y continentes, y debe tender puentes en el interior para un diálogo hacia adentro con los diversos sectores de la vida nacional, entre los cuales está la Iglesia», concluyó el delegado episcopal ante el CELAM.

Obispos de América Latina reunidos en Caracas durante la reunión del CELAM han apoyado el análisis de sus hermanos venezolanos.

El obispo de Pinar del Río (Cuba), José Ciro González, explicó que si el presidente Chávez «toma el estilo del gobierno cubano, les va a ir mal, porque a nosotros nos ha ido mal. No a la Iglesia, sino a la nación, que ha sufrido mucho».

Igualmente, el obispo peruano Hugo Garaicoa afirmó, en el marco de la asamblea episcopal, que se celebra en Caracas, que «en los primeros momentos hemos visto cosas muy similares entre Fujimori y Chávez. Observamos una Asamblea (Congreso) muy ligada al presidente, que facilita mucho legislaciones que pueden afectar al país».

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ZENIT Staff

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