NUEVA YORK, jueves 1 de abril de 2010 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha pedido formalmente la cancelación de la deuda de Haití, país devastado por el terremoto del pasado 12 de enero, que ha producido más de 200.000 víctimas.
Con ocasión de la Conferencia Internacional para a Reconstrucción de Haíti, que se celebró en Nueva York ayer miércoles, la delegación vaticana presentó una declaración n la qu recurda que la Iglesia católica y Santa Sede «se unieron inmediatamente a la extraordinaria respuesta de emergencia al terremoto, ayudando en la reconstrucción y en la rehabilitación de los supervivientes».
«A través de agencias, asociaciones e individuos, ha proporcionado alimento, vestidos y alojamiento, promoviendo también redes capaces de compartir las preocupaciones de la vida, las pérdidas y las esperanzas».
La Santa Sede, recuerda la declaración, «seguira a pedir contribuciones para los programas de reconstrucción de Haití, oficiales y privadas, así como la plena y justa inserción del país en el sistema económico mundial”.
En este sentido, se muestra “profundamente satisfecha al tener noticia de la cancelación de la deuda de Haití al Banco para el Desarrollo Interamericano, y de la moratoria o del aplazamiento de sus deudas a la Banca Mundial y al Fondo Monetario Internacional».
Al respecto, “la Santa Sede reafirma su petición de la plena cancelación lo antes posible".
Las cifras de la asistencia
En el primer mes después del terremoto, Caritas Internationalis, la principal agencia caritativa de la Iglesia católica, «recogió 200 millones de dólares de católicos de 40 países, y alimentó a 50.000 personas, proporcionando además cobijo a 43.000 personas y asistencia médica a más de 15.000».
«Muchas agencias católicas internacionales independientes, como Ayuda a la Iglesia Necesitada, así como congregaciones religiosas, enviaron donaciones de 100.000 a 2 millones de dólares».
110 diócesis estadounidenses enviaron casi 30 millones de dólares a un Fondo Especial para Haití, mientras que el Catholic Relief Services recogió más de 90 millones de dólares para las ayudas.
A raíz de los llamamientos del Papa Benedicto XVI, recuerda la declaración, los católicos de los países ricos o en vías de desarrollo ofrecieron “donaciones voluntarias, individuales y colectivas, a la Cruz Roja Internacional y a los Gobiernos, contribuyendo así de forma sustancial a alcanzar los 3.000 millones ya recogidos o prometidos a la Oficina para la Coordinación de las Cuestiones Humanitarias (OCHA)».
De la misma forma, “muchas instituciones y miles de funcionarios y voluntarios del lugar se pusieron a disposición para distribuir las ayudas de la ONU y las donaciones de los Gobiernos y organizaciones internacionales que no tienen estructuras o presencia permanente en Haití”.
Mirar al futuro
La red de asistencia católica, recordó la delegación vaticana, «está comprometida en proyectos de reconstrucción para los próximos cinco años en Haití, que proporcionarán viviendas, asistencia médica, medios de subsistencia e instrucción».
La contribución de las organizaciones confesionales y de las ONG locales, añadió, ha sido «significativo» y continuará «durante largo tiempo, después de que muchas organizaciones y ONG internacionales hayan dejado el país».
Estas organizaciones, subraya, “pueden tener un papel fundamental en ayuda de la población, de manera que se tengan n cuenta sus condiciones y se respeten sus costumbres y tradiciones».
Por esto, concluyó la delegación, “es importante que las organizaciones confesionales y las ONG locales no sean ignoradas en la predisposición de un plan a largo plazo para reconstruir la vida del país».