CIUDAD DEL VATICANO, jueves 28 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Los arqueólogos aseguran que se trata de la tumba del apóstol Felipe, uno de los 12 discípulos que acompañaron a Jesús de Nazaret.
El descubrimiento ha tenido lugar en Pamukkale, la antigua Hierápolis, en Anatolia Occidental (Turquía), ciudad en la que murió Felipe, tras haber predicado en Grecia y Asia Menor.
El descubrimiento ha sido realizado por la misión arqueológica italiana emprendida en 1957, compuesta hoy por un equipo internacional, dirigido desde el año 2000 por Francesco D’Andria, profesor de la Universidad de Salento.
Un resultado importante en la búsqueda de la tumba de san Felipe, recuerda “L’Osservatore Romano”, ya se había logrado en 2008, cuando el equipo sacó a la luz la calle procesional que recorrían los peregrinos para llegar al sepulcro del apóstol. Ahora se ha logrado esta nueva meta.
“Junto al Martyrion (edificio de culto octogonal, construido en el lugar en el que fue martirizado san Felipe), hemos encontrado una basílica del siglo V de tres naves”, explica el director de la misión.
“Esta iglesia fue construida entorno a una tumba romana del siglo I, que evidentemente gozaba de la máxima consideración, si más tarde se decidió edificar a su alrededor una basílica. Se trata de una tumba en forma de nicho, con una cámara funeraria”.
Poniendo en relación éstos y otros muchos elementos, “hemos llegado a la certeza de haber encontrado la tumba del apóstol Felipe, que era la meta de la peregrinación a ese lugar”, afirma D’Andria.
En el siglo IV, Eusebio de Cesarea escribió que dos estrellas brillan en Asia: Juan, sepultado en Éfeso, y Felipe, “que descansa en Hierápolis”.
La cuestión ligada a la muerte del apóstol ha suscitado controversia. Según una tradición antigua, de hecho, no murió martirizado, mientras que los evangelios apócrifos cuentan que sufrió el martirio bajo los romanos.