AREQUIPA, viernes 22 de julio de 2011 (ZENIT.org).– “Sólo Cristo nos salvará”, en estas cuatro palabras sintetizó el cardenal Antonio Cañizares, la herencia espiritual que ha dejado Juan Pablo II.
El prefecto para de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, clausuró con este mensaje el Congreso Teológico Pastoral “Juan Pablo II, testigo de esperanza”, organizado por el arzobispado de Arequipa en Perú.
El cardenal Cañizares consideró que los desafíos que afrontó Juan Pablo II siguen siendo los que hoy día afronta la Iglesia y quedaron plasmados en su último libro: «¡Levantaos! ¡Vamos!» (2004).
“Nos dijo a todos, con la mirada fija en Cristo sostenido por la esperanza que no defrauda, caminemos juntos por los caminos del nuevo milenio”, explicó el purpurado español.
“Creo que este es el gran reto, el gran desafío para la Iglesia y la humanidad –añadió–. No busquemos otros caminos, andaremos por caminos errados”.
“Por eso –siguió diciendo–, ante los grandes y graves problemas con los que se cerró el segundo milenio y se abrió el nuevo y aún persisten Juan Pablo II proclamó con toda certeza y convicción: ‘No nos satisface ciertamente la ingenua convicción de que haya una fórmula mágica, para los grandes desafíos. No, no será una fórmula la que nos salve, pero sí una persona y la certeza que ella nos infunde: Yo estoy con vosotros…‘”.
El cardenal Cañizares exhortó a acoger el llamado a la santidad de Juan Pablo II que él mismo encarnó y planteó como prioridad pastoral.
“Sólo con santos será creíble, visible y seguible el Evangelio”, subrayó.
Citando a Juan Pablo II, exhortó: “No tengamos miedo a ser santos. Sigamos al que es fuente de libertad, de vida y amor. Abrámonos al Señor para que él ilumine todos nuestros pasos. Abrámonos a los dones de la gracia. Sólo la gracia y sus medios, nos santificarán. Secundemos los medios y caminos, que nos conducen a la santidad”.