Argentina: "Es impostergable asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos"

II Foro Nacional de Laicos convocado por la Conferencia Episcopal

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BUENOS AIRES, 17 JULIO 2001 (ZENIT.org).- Asumir la responsabilidad como ciudadanos del milenio que se inicia «resuena como una convocatoria ineludible, insoslayable, impostergable y urgente». Así lo expresó el director ejecutivo del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina, Osvaldo González Prandi. Lo hizo al hablar durante el II Foro Nacional de Laicos, que tuvo lugar en la localidad cordobesa de Embalse, del 7 al 9 de julio, con la participación de unos 300 delegados de todo el país.

Haciendo alusión a las graves dificultades que atraviesa el país, Osvaldo González indicó que la existencia de múltiples organizaciones solidarias se debe también a que «hay quienes no están atendiendo en justicia las necesidades» de los que más sufren.

El dirigente enumeró una serie de desafíos a afrontar: «Rehacer nuestra cultura recuperando los valores que nos dieron existencia; desarrollar una educación que sea promotora de la persona humana; asumir una vida de auténtica justicia y libertad; recomponer los vínculos sociales con imaginación y creatividad; recrear la política como principal instrumento de gestión del bien común; generar comunión allí donde estemos».

González Prandi explicó que el servicio «no es un mero compromiso ético, ni un voluntariado del ocio sobrante, ni un postulado ético. Servir es ser fieles a lo que somos. Se trata de esa íntima capacidad de dar lo que se es». Subrayó que es «una ofensa moral a la humanidad acostumbrarnos a vivir en un mundo globalizado con excluidos. No podemos confundir el crecimiento económico que maneja sólo índices macro-económicos, con el desarrollo integral del hombre que mira a la satisfacción de sus derechos esenciales, por ejemplo, el derecho a la vida y a la salud, a la educación y a sus valores culturales, al trabajo y a la vivienda». Señaló que «es la hora de una nueva imaginación. De hacer lo que nunca se hizo. De romper los moldes que nos encasillan, de encaminarnos hacia donde nunca fuimos».

En las jornadas participó el embajador argentino ante la Santa Sede, Vicente Espeche Gil, que marcó la necesidad de «llegar a conocer a nuestros pobres por sus nombres. De alguna manera, son los pobres los que nos podrán hacer la caridad de ayudarnos a saber quiénes verdaderamente debemos ser nosotros». Manifestó que «el laicado católico tiene que aportar el espíritu de Dios en el porvenir que tenemos que forjar entre todos. Nosotros somos, finalmente, aquellos a quienes Jesús confía responsabilidades».

A pesar de los problemas de Argentina, como el «endeudamiento desmesurado y prolongado, la educación desgranada, el desengaño, el hastío y la desesperanza; la delincuencia, la inseguridad, la corrupción y la violencia», Espeche Gil marcó una “agenda positiva” compuesta por «la extraordinaria solidaridad entre las familias, la cohesión de nuestra Iglesia, la importante contribución de nuestras Fuerzas Armadas a la paz en el mundo y la reconocida riqueza cultural que despliegan los argentinos».

Finalmente, consideró que las claves del crecimiento argentino están en volver a ofrecer «una presencia significativa en el mundo a través de nuestras expresiones culturales, nuestros productos y servicios de calidad, y todas las expresiones de nuestra forma argentina de ser cristianos. Tenemos capacidad y genio para hacerlo. La gracia de Dios está en la gente que somos y la naturaleza que tenemos».

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ZENIT Staff

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