CIUDAD DEL VATICANO, jueves 25 de junio de 2009 (ZENIT.org).- La caridad es «la fuente fecunda de todo servicio eclesial, su medida, su método y su verificación», afirmó Benedicto XVI al recibir este jueves en audiencia a los miembros de la Asamblea de la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO).
Benedicto XVI se refirió al Himno a la Caridad de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios para destacar que la caridad «es lo más grande» para los discípulos de Cristo.
El Santo Padre agradeció a los miembros de la ROACO su «deseo de vivir esta caridad» ayudando a la Iglesia en Tierra Santa y en otras regiones orientales.
«Os agradezco de corazón, queridos amigos, lo que estáis haciendo a favor de las comunidades orientales y latinas» presentes en regiones del mundo «donde los hijos del Oriente Católico, con sus pastores, se esfuerzan por construir una convivencia pacífica en unión a los fieles de otras confesiones cristianas y de diversas religiones», señaló.
El pontífice recordó «el gozo de mi reciente peregrinación a Tierra Santa». en su discurso, pronunciado en italiano, francés, inglés y alemán ante unos setenta participantes en la segunda reunión anual de la ROACO, celebrada esta semana en Roma.
«Hubo muchos momentos de gracia, cuando pude alentar y consolar a las comunidades católicas de Tierra Santa, instando a sus miembros a perseverar en su testimonio, testimonio lleno de fidelidad, celebración y a veces gran sufrimiento», rememoró.
«También pude recordar a los cristianos de la región su responsabilidad ecuménica e interreligiosa, en el espíritu del Concilio Vaticano II», continuó.
Y añadió: «Yo renové mi oración y mi llamamiento para que no haya más guerra, más violencia ni más injusticia».
Después aseguró a los asistentes que «la Iglesia universal permanece al lado de todos nuestros hermanos y hermanas que residen en Tierra Santa».
Refiriéndose a la difícil situación económica actual, que amenaza los proyectos de las organizaciones de ayuda, Benedicto XVI agradeció a la ROACO sus esfuerzos adicionales para seleccionar las prioridades y actuar con sobriedad.
Entre las prioridades para ayudar hoy a las Iglesias orientales, destacó la atención a los refugiados y los emigrantes, y la reconstrucción de la Franja de Gaza.
Finalmente destacó la «importancia de la educación del pueblo de Dios, especialmente ahora que acabamos de iniciar el Año sacerdotal».