LA HABANA, lunes 21 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Dominique Mamberti, concluyó el 20 de junio una misión de cinco días a Cuba con una entrevista con el presidente Raúl Castro.
El encuentro, que tuvo lugar en tarde de ese día «se resaltó la celebración del aniversario 75 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Cuba, las que fueron calificadas de cordiales», informa la agencia cubana Prensa Latina, aclarando que se afrontaron otros temas del panorama internacional, sin especificar cuáles.
En el encuentro participaron además el nuncio apostólico en Cuba, el arzobispo Angelo Becciu, y el ministro de Relaciones Exteriores cubano Bruno Rodríguez.
En la reunión, el arzobispo agradeció al gobierno y la Iglesia católica Cuba la calurosa acogida, según informa la Agencia de Información Nacional.
Concluida la cita, el secretario de la Santa Sede se dirigió al aeropuerto internacional José Martí donde fue despedido por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba Bruno Rodríguez.
Entre las actividades realizadas en Cuba por monseñor Mamberti, cabe destacar la inauguración de la X Semana Social de la Iglesia en Cuba sobre «La laicidad del Estado: algunas consideraciones», así como la celebración eucarística presidida en la catedral de La Habana, el 17 de junio, en la que impulsó el compromiso de la Iglesia en el campo social cubano, en particular, «el apoyo a los más desfavorecidos, el cuidado de los ancianos, y la asistencia espiritual y médica».
Asimismo hizo un balance de los 75 años ininterrumpidos de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Cuba, recordando que «la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre».
Este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas, habida cuenta de las circunstancias de lugar y tiempo», aseguró.
«Es obvio, por lo tanto, que las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y un Estado son un instrumento privilegiado para que esta cooperación sea posible de manera ordenada y fluida, se mantenga en el máximo nivel posible, progrese y pueda hacer frente a las multiformes problemáticas que, siempre nuevas, surgen cada día en nuestras sociedades».
«Con los altibajos propios de la historia, después de setenta y cinco años, hoy estamos aquí para celebrar lo bueno que hasta ahora se ha podido alcanzar juntos, convencidos de que mucho más nos queda por hacer», afirmó el prelado.
La visita de monseñor Mamberti había sido precedida por la obra de mediación de la Iglesia católica en Cuba, en particular del cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, para mejorar las condiciones de los presos políticos.
Durante su estancia en Cuba, Mamberti confesó a los periodistas que deseaba que su visita sirviera para fortalecer el diálogo del que «ya se ven los frutos».
«Nos felicitamos por el diálogo que está ahora en curso y espero que se fortalezca también con mi visita. Pienso que es muy importante, ya se ven los frutos de esto», señaló.