BRUSELAS, lunes 19 de abril de 2010 (ZENIT.org).- La lucha contra la pobreza ha sido el tema principal de la Asamblea Plenaria de primavera de los obispos de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), celebrada del 14 al 16 de abril en Bruselas, Bélgica.
La Unión Europea ha elegido consagrar 2010 como “Año Europeo de Lucha contra la pobreza y la exclusión social”. Es un tema importante –informa la COMECE- para la Iglesia que, a través de sus numerosas organizaciones, es uno de los primeros actores de la lucha contra la pobreza en Europa. Los obispos sugieren a los responsables políticos de la Unión Europea ampliar los instrumentos actuales de medida de la pobreza, para que no incluyan solamente los criterios materiales, sino también los relacionales.
La pobreza que conocen ya demasiados ciudadanos en Europa, se ha agravado todavía más por la crisis económica mundial. Sin embargo, los políticos no han llegado a tratar el problema en su origen, para evitar que sobrevengan nuevas crisis.
Los obispos desean centrarse en la cuestión de los orígenes de la crisis y suscitar una reflexión. Se trata de una crisis moral, carecterizada por una falta de moderación y un desajuste de los valores. La clave se sitúa en reencontrar el equilibrio entre intereses individuales e intereses de todos –es decir el bien común- así como una mejor conciliación entre legalidad, lo que es permitido, y justicia. Sólo por este reequilibrio fundamental la profunda crisis actual podrá convertirse en “cambio saludable”.
Sobre esta cuestión como sobre otras, las propuestas desarrolladas por la Iglesia podrán articularse mejor con las demandas urgentes de quienes deciden en Europa en el marco del nuevo diálogo “abierto, transparente y regular” entre la UE y las Iglesias, que ya ha entrado en vigor con el artículo 17 del Tratado. En la Asamblea Plenaria, los obispos reflexionaron sobre la puesta en marcha concreta de este diálogo.
Entre las materias concretas que los obispos de la COMECE desearían abordar en el marco de este diálogo, está la libertad religiosa en el mundo. Los obispos han conocido el informe del Secretariado de la COMECE titulado “La libertad religiosa, fundamento de la política de los derechos humanos en las relaciones exteriores de la Unión Europea”, que recuerda los fundamentos del derecho a la libertad religiosa, da cuenta de sus violaciones en el mundo y propone una serie de recomendaciones destinadas a quienes deciden en Europa para promover este derecho fundamental. El informe será remitido a los miembros del Parlamento Europeo así como a la alta represetante de Asuntos Exteriores de la UE, señora Ashton.
Por otra parte, los obispos también conocieron el informe del grupo de expertos puesto en marcha por la COMECE, con vistas a la Conferencia de revisión del Tratado de no proliferación nuclear que se celebrará en mayo.
El texto dirige una serie de propuestas a los negociadores de la UE, especialmente basar el desarme nuclear en los principios de transparencia, de verificación y de irreversibilidad, pero también dar ventaja a la sociedad civil en este debate fundamental para el futuro de la humanidad. El informe será enviado a las instituciones europeas, especialmente a la señora Ashton.
Los obispos evocaron la catástrofe que ha golpeado a Polonia y celebrado una misa en memoria de las víctimas. También celebraron una misa en memoria de monseñor Homeyer, obispo emérito de Hildesheim y ex presidente de la COMECE, fallecido el 30 de marzo pasado. Por último, acogieron como nuevo miembro por Chipre a monseñor Youssef Soueif, arzobispo de los maronitas.
Por Nieves San Martín