INDAIATUBA, domingo, 30 noviembre 2008 (ZENIT.org).- El nuncio apostólico en Brasil, el arzobispo Lorenzo Baldisseri, considera que «la defensa y la promoción de la vida es el desafío más grande de nuestro tiempo».
El nuncio comentó cómo el Documento de Aparecida, resultado de la V Conferencia General del Episcopado y del Caribe (celebrada en Aparecida, en mayo de 2007), habla del tema de la defensa de la vida, en la homilía de la Misa de apertura del Congreso Internacional «Persona, cultura de la vida y cultura de la muerte», este miércoles en Itaici (Indaiatuba, Sao Paulo).
Según monseñor Baldisseri, el Documento de Aparecida «se estructura en torno al mensaje de la Vida, cuyo centro es Cristo».
«Frente a los desafíos del mundo contemporáneo, que está perdiendo la vía de la vida para emprender la de la muerte, el Documento reafirma el Evangelio de la vida y recuerda la pregunta de Tomás: ‘¿Cómo podemos conocer la vida?’. La respuesta de Jesús es una propuesta: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida'».
El nuncio afirmó que el Documento «proclama la Buena Noticia de Jesucristo que debe ser anunciada en toda circunstancia y sobre todo en el campo de la dignidad humana, de la vida, de la familia y de las actividades de los hombres».
«Frente a los diversos obstáculos presentados por la cultura vigente, que muchas veces muestra una vida sin sentido, que tiene como base el subjetivismo hedonista y genera un mundo de exclusión y de muerte, estamos invitados a acoger la propuesta de vida aportada por Jesucristo, venido al mundo para que todos ‘tengan vida y la tengan en abundancia'».
Contra la mentalidad reinante, «que mide el valor de la vida a partir de criterios de funcionalidad, nosotros, como discípulos de Jesucristo, tenemos que seguir creyendo y defendiendo la sacralidad de la vida humana, independientemente de las condiciones y del estado en el que se encuentre».
«Incluso el sufrimiento, cuando es acogido con una actitud de fe, puede transformarse en una significativa experiencia de humanización y favorecer un verdadero encuentro con el Señor», advirtió.
Para el nuncio, se debe insistir «una vez más en el carácter inviolable y sagrado de la vida humana, que debe ser salvaguardado desde la concepción hasta el término natural».
«La defensa y la promoción de la vida es el desafío más grande de nuestro tiempo -observó–. Es la misión de toda la Iglesia, y en el contexto latinoamericano y caribeño es un programa renovado que llama a un compromiso continental de misión».
Por esto, invitó a crear «una verdadera cultura de la vida, en la que la persona humana, sobre todo la más frágil e indefensa, pueda ser respetada y acogida en su intrínseca y original dignidad».
Traducido por Nieves San Martín