TERUEL, sábado 28 de junio de 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la carta pastoral que ha escrito monseñor José Manuel Lorca Planes, obispo de Teruel y de Albarracín (España), sobre la solemnidad de San Pedro y San Pablo, que se celebra el 29 de junio.
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En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, columnas de la Iglesia, celebramos el día del Papa. Ya saben, ha sido el mismo Jesús el que ha puesto a Pedro para apacentar su Rebaño. Las palabras del Señor son graves, solemnes y contundentes:
«Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16,18). Jesús nombra a Pedro como máximo responsable de su Iglesia, y le da el poder de interpretar auténticamente la ley divina, es la cabeza de los apóstoles. Desde los orígenes de la Iglesia se ha aceptado la decisión de Señor con toda normalidad y se ha mantenido siempre la Voluntad de Jesús. En el Concilio Vaticano I se decía que «quién quiera que sea el que suceda a Pedro en esta Cátedra, ése, según la institución de Cristo mismo, obtiene el Primado de Pedro sobre la Iglesia universal» (Concilio Vaticano I, Pastor aeternus, cap. 2). Si el carisma de Pedro pasó a sus sucesores, esto quiere decir que el Papa hace las veces de Cristo y que tenemos que amarle y escucharle, porque en su voz estamos escuchando a Cristo. Con una expresión más dulce y más bella, llena de sentido, le llamaba Santa Catalina de Siena al Papa: «el dulce Cristo en la tierra».
Os pido a todos vosotros, queridos diocesanos, que elevéis hoy una oración especial por nuestro Papa, Benedicto XVI, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo, rogad al Señor que le siga dando la fortaleza para animarnos a mantener la unidad de la Iglesia; la sabiduría que nos enseñe a conocer y amar más al Señor y la santidad para que aprendamos de su testimonio. Donde está Pedro, allí está la Iglesia y su misión fundamental es trabajar por mantener las notas que le caracterizan: una, santa, católica y apostólica. Los cristianos debemos valorar esto y unirnos con todas las fuerzas para que brille siempre la Voluntad de Dios en su iglesia.
¡Cuántas veces nos ha ayudado el Papa a valorar la belleza de la fe! La fidelidad al Papa nos obliga a escuchar sus palabras, leer sus escritos y documentos y comentarlos con los demás, ofrecerlos a los amigos y conocidos, que lleguen a todos los rincones de la tierra, sin deformarlos, para que muchos desorientados puedan ver la luz, el camino que les lleve al Señor y muchos afligidos puedan encontrar la esperanza. No se nos puede pasar por alto cuando el Papa nos ha hablado del amor en su primera encíclica: «El amor será siempre necesario, incluso en la sociedad más justa. No hay orden estatal por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor. Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre. Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá soledad. Siempre se darán situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo», (DCE, nº 28 b).
¡Muchas felicidades, Santo Padre, esta Iglesia de Teruel y de Albarracín está en comunión con el Sucesor de Pedro y le queremos!
+ José Manuel Lorca Planes,
Obispo de Teruel y de Albarracín