Ordenados tres diáconos caldeos en Irak

Monseñor Sako: «Signos de esperanza» para los cristianos

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ANKAWA, miércoles 7 febrero 2007 (ZENIT.org).- «Un signo de esperanza entre tanta violencia y desesperación». Así describió monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Kirkuk, la ordenación de tres nuevos diáconos que tuvo lugar el pasado 2 de febrero en Ankawa, Kurdistán, según informa AsiaNews.

La ceremonia, que tuvo lugar en la iglesia de San José, fue celebrada por el obispo de Amadhyia y administrador episcopal de Erbil, monseñor Rabban al Qas.

Estuvieron presentes también monseñor Mikha Maqdassi, obispo de Al Qosh, y el mismo monseñor Sako, que como profesor de la Facultad de Teología local, quiso expresar su «apoyo» a los seminaristas.

Desde el mes pasado se han reanudado oficialmente en Ankawa los cursos del Seminario Mayor Caldeo de San Pedro y del Babel College, única facultad teológica cristiana en Irak, tras el traslado forzoso de ambas instituciones desde Bagdad, que se ha convertido en un lugar demasiado peligroso.

Los diáconos ordenados son Salar Soulayman Bodagh, de la diócesis de Al Qosh, Raymond Hamid Sargis, de Bagdad y Louya’ Gilyana Dinkha, de Mosul. El mes anterior fue ordenado Wassim Sabih Youssif en Bagdad.

En los próximos días serán ordenados cuatro diáconos siro-católicos: Raid Adil Fatohi y Mazin Isho’ Mattoccha en Mosul el 9 de febrero; Ammar Abdullahad Ayub y Nuhad Sabih Alcas Moussa, el 16 del mismo mes.

Comentando las nuevas ordenaciones, monseñor Sako las define «verdaderos signos de esperanza entre tanta violencia». Es el mismo obispo el que relata el enésimo secuestro y las recientes amenazas en perjuicio de la comunidad cristiana. «Un católico de Karaqosh, Abdul Khaliq Bakos, hermano de una religiosa dominica, fue secuestrado hace pocos días en Bagdad; una hora después del secuestro los familiares pagaron el rescate exigido para luego encontrarlo muerto dos días después». El hombre tenía tres hijos.

En Kirkuk, añade el obispo, «algunos médicos cristianos han dejado la ciudad tras haber recibido una carta en la que se les pide una ingente suma de dinero, so pena de la vida».

Monseñor Sako explica que la inseguridad que en Irak amenaza la vida de cada comunidad ha creado en la Iglesia «un verdadero vacío a nivel pastoral», mientras que por contra proliferan los grupos evangélicos, llegados con el ejército norteamericano. «Estos –había denunciado ya el obispo- llevan adelante un proselitismo agresivo incluso entre católicos y ortodoxos, y sólo en Bagdad tienen ya 36 nuevas iglesias».

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ZENIT Staff

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