«Salud mental y bienestar personal» (I)

Entrevista al arzobispo de Adelaida, sede de la Jornada Mundial del Enfermo

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ADELAIDA, miércoles, 8 febrero 2006 (ZENIT.org).- Ya ha llegado a Austrlia la delegación vaticana que participará en la XIV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra del 9 al 11 de febrero, teniendo como sede mundial la arquidiócesis de Adelaida.

El arzobispo de Adelaida, Phillip Wilson, en una entrevista a Zenit, afirma que su diócesis está encantada de poder acoger el evento y expresa su satisfacción por la elección del tema de la Jornada por Benedicto XVI: «Salud mental y bienestar personal».

–¿Cómo subrayará esta Jornada la seriedad de los problemas anejos a la salud mental en el mundo?

–Arzobispo Wilson: Las cuestiones ligadas a la enfermedad mental son grandes problemas en el mundo. El tema me preocupa mucho a mí como pastor y a mis compatriotas, sobre todo ahora que estamos luchando por dar un apoyo adecuado a quienes sufren problemas de salud mental, a sus familias y a sus conocidos.

Hemos previsto un programa de actividades muy rico para subrayar lo que ya estamos haciendo y qué otras cosas podemos hacer.

Comenzó con la acogida al presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, el cardenal Lozano Barragán, y su delegación de Roma.

Luego, está prevista la visita a algunas estructuras para la asistencia sanitaria, tanto católicas como seculares, en la ciudad de Adelaida.

Está prevista también una jornada de estudio con personas de todo el país, con conferencias y testimonios, sobre el cuidado de la salud mental y los desafíos actuales. Se presentarán también informes sobre lo que la Iglesia Católica está haciendo en esta parte del mundo, en el sector de la asistencia a los enfermos.

El último día, habrá una solemne celebración de la Eucaristía, en nuestra catedral de San Francisco Javier, con la conciencia de estar con el Santo Padre en este importante día en el que recordamos a Nuestra Señora de Lourdes, y durante la liturgia tendrá lugar la unción de los enfermos.

–¿Por qué es tan importante esta Misa final en el programa?

–Arzobispo Wilson: Es muy interesante si se mira la estrecha conexión que existe entre la Eucaristía y el sacramento de los enfermos y de la sanación. Empezando porque el óleo de los enfermos es consagrado en la celebración eucarística. El obispo no acaba la oración eucarística (con la doxología del Amén) hasta que no le llevan el óleo y lo bendice. Sólo entonces la oración eucarística llega a su fin.

Por supuesto, la razón es que hay una gran relación entre nuestra celebración de la Eucaristía y nuestro cuidado de las personas enfermas o terminales, y estos servicios y actos de caridad están estrechamente conectados con nuestra celebración de la Eucaristía…

Esto lo expresa con gran belleza Benedicto XVI en su encíclica «Deus Caritas est», cuando habla de los tres elementos de la vida de la Iglesia que debemos siempre tener en cuenta.

El primero, el «kerigma»: predicar la Palabra, anunciar Cristo al mundo. El segundo, la celebración de los sacramentos, especialmente la celebración de la Eucaristía –un punto vital de nuestra identidad–. Y el tercero, el servicio de caridad, la «diaconía». Y explica muy hermosamente en su encíclica cómo estos tres elementos van juntos, y deben estar presentes los tres para que la vida de la Iglesia sea auténtica.

Pienso que en cierto modo esto es lo que nosotros en Adelaida estamos tratando de expresar y espero que seamos capaces de hacerlo, en modo humilde, durante esta celebración de la Jornada Mundial del Enfermo.

–Examinarán lo que la Iglesia hace y lo que queda todavía por hacer en este área. ¿Cómo actúa la Iglesia y qué piensa usted que debería hacer aquí?

–Arzobispo Wilson: Tomando Australia como ejemplo, la Iglesia católica está implicada en numerosos programas y, en nuestras parroquias, hay gente que hace muchas cosas para ayudar a quienes sufren estos problemas y dificultades.

Pero hemos llegado a un momento en la historia del país en el que la comunidad en general ha reflexionado sobre los temas asociados a la salud mental, y ha dicho: «tenemos que hacer un buen trabajo», cuando se habla de responder a estos problemas y dificultades como comunidad que somos.

De manera que los gobiernos están contemplando con seriedad estos asuntos, y pienso que la Iglesia tiene una gran responsabilidad cuando llega el momento de despertar o aumentar la conciencia de la comunidad, y hacer pensar a la gente sobre qué respuestas tendríamos que dar como comunidad. Y también creo que experiencias como la de estos días deberían llevar a algún tipo de resoluciones prácticas en la vida de la Iglesia.

Lo que espero hacer, después de este evento, es ver cómo emprendemos algunas iniciativas en la diócesis, proporcionando una red de apoyo a la gente que sufre de problemas mentales y sus familias.

Sé que muchas de estas familias sufren por al aislamiento que sienten al tener estos problemas. A menudo tienen que afrontar crisis en momentos en los que no hay servicios para ellos. Están solos en medio de la noche con personas que pueden tener una crisis de salud mental y sería bueno que tuviéramos gente en el lugar, que pueda darles un apoyo y acompañarles de modo muy humano, ayudarles en medio de estas experiencias.

[La segunda parte de esta entrevista será publicada en la edición de este jueves]

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ZENIT Staff

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