Colocado en una iglesia de Roma el báculo del cardenal asesinado en Guadalajara

Ceremonia en recuerdo del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo

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ROMA, martes, 27 septiembre 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- Este lunes se colocó el báculo del cardenal mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado por narcotraficantes en 1993, en la capilla dedicada a los mártires de América Latina en la Iglesia de San Bartolomé en la Isla Tiberina de Roma.

La ceremonia fue presidida por el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, su sucesor en la sede arzobispal de Guadalajara, y en ella participaron obispos mexicanos que están realizando su visita «ad limina apostolorum» a Roma, así como embajadores de países latinoamericanos ante la Santa Sede.

El obispo auxiliar de Yucatán, monseñor Ramón Castro, calificó la ceremonia de «sumamente significativa para todo México».

El cardenal Posadas fue asesinado el 24 de mayo de 1993 de catorce tiros en el pecho durante un tiroteo en el aeropuerto de su diócesis de Guadalajara, cuando se dirigía a dar la bienvenida al nuncio apostólico.

La Iglesia de San Bartolomé desde el Jubileo del año 2000 custodia la memoria de los mártires y de los testimonios de la fe del siglo XX.

A ellos está dedicado el gran icono que se encuentra sobre el altar central, mientras que en las capillas laterales se custodian la memoria de los mártires y de los testimonios de la fe víctimas de la violencia contra los creyentes en momentos particulares de la historia o en diferentes partes del mundo.

Este homenaje en Roma a los «mártires» recientes –aunque muchos de ellos no han recibido todavía este reconocimiento oficial por parte de la Iglesia–, es una iniciativa de la Comunidad de San Egidio.

Andrea Riccardi, historiador y fundador de la Comunidad de San Egidio, ha escrito que «el cardenal era conocido por su compromiso contra la droga: había condenado repetidas veces el crimen organizado y a los traficantes. Su muerte puso de manifiesto la arrogancia de los narcotraficantes y la situación de violencia que se vivía en la ciudad».

«El cardenal era un pastor y se había formado durante los años duros para la libertad religiosa en México, cuando en casa de su tía había un seminario clandestino. A partir de los años setenta fue obispo de importantes diócesis mexicanas hasta su nombramiento como cardenal en Guadalajara», recuerda Riccardi.

«Fue uno de los impulsores de la beatificación de los mártires mexicanos y, no mucho tiempo antes de su muerte, había asistido a su canonización –concluye el historiador y fundador–. El cardenal Posadas representa a aquellos cristianos que se opusieron a la cultura y la práctica mafiosas. Precisamente fue asesinado por los narcotraficantes».

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ZENIT Staff

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