CASTEL GANDOLFO, lunes, 29 agosto 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió este lunes honradez y transparencia a los responsables civiles y políticos de Ecuador para que el país pueda restablecer un clima de credibilidad y confianza.
Al recibir este lunes las cartas credenciales del nuevo embajador de Ecuador ante la Santa Sede, Francisco Salazar Alvarado (Quito, 1930), quien ya desempeñó este cargo entre 1984 y 1988, el pontífice pidió adoptar como prioridad políticas a favor de los más pobres, en particular los indígenas.
En su discurso, el Santo Padre alentó los propósitos que le había transmitido el diplomático de parte del gobierno del presidente de la República, Alfredo Palacio González, de «combatir la corrupción en todas sus formas, reducir la desigualdad entre quienes lo tienen todo y quienes carecen de bienes básicos como la educación, la salud y la vivienda, aunando iniciativas para seguir construyendo una nación mejor».
«En realidad, la transparencia y honradez en la gestión pública favorecen un clima de credibilidad y confianza de los ciudadanos en sus autoridades, y son la base para un desarrollo conveniente y justo», aseguró el Santo Padre.
El obispo de Roma aplaudió las iniciativas ya asumidas, «a partir de las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia, la cual invita a las instancias administrativas a poner en práctica el principio de subsidiariedad como medio eficaz para afrontar tantas necesidades concretas».
La subsidiariedad, según explica el «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia» en el número 189 implica que el Estado no sólo reconozca el papel la libertad de acción de los grupos que conforman la sociedad, sino también ofrecer la ayuda que puedan necesitar para llevar a cabo sus funciones.
Cada persona, familia y grupo tiene algo original que ofrecer a la comunidad, observa el «Compendio» en el número 187, y una negación de este papel limita, o incluso destruye, el espíritu de libertad e iniciativa. Según este principio, la participación es uno de los pilares del sistema democrático.
En segundo lugar, el Papa pidió a Ecuador asumir como «una prioridad fundamental» el esfuerzo por «atender las necesidades de los más desheredados».
«Entre los que más sufren muchos pertenecen a las poblaciones indígenas, gran parte de la cuales están sumidas en la pobreza y la marginación», constató con tristeza.
Las fuentes estadísticas sobre la composición étnica de la población ecuatoriana son contradictorias. Algunas de las fuentes más fiables calculan que el 25% de la población son amerindios.
El sucesor de Pedro aseguró que, en estos dos objetivos, «los responsables de las entidades oficiales encontrarán en la Iglesia en el Ecuador, desde la pobreza de sus recursos pero con la fuerza de sus firmes convicciones, la colaboración adecuada para la búsqueda de soluciones justas, reconociendo los esfuerzos para hacer crecer la conciencia y responsabilidad de los ciudadanos y fomentar la participación de todos».
De los más de 13,3 millones de habitantes de Ecuador, el 91% está bautizado en el seno de la Iglesia católica.