Estos encuentros con el Papa y con sus colaboradores son decisivos para la labor que esta realizando la Iglesia en el país, que se recupera del genocidio de 1994, en este país de ocho millones y medio de habitantes en el que algo más del 48% es católico.
Este lunes, el Papa recibió en audiencia a monseñor Thaddée Ntihinyurwa, arzobispo de Kigali, la capital, a monseñor Philippe Rukamba, obispo de Butare; a monseñor Servilien Nzakamwita, obispo de Byumba; y a monseñor Jean Damascène Bimenyimana, obispo de Cyangugu.
Tras los encuentros privados, el Santo Padre mantendrá un encuentro común con los obispos del país en el que les dejará un mensaje en el que analizará la vida de la Iglesia en ese país, basándose en los informes presentados por los prelados.
Benedicto XVI demostró este viernes, en un espontáneo diálogo con los sacerdotes de la diócesis de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán su preocupación por África.
«África es un continente de grandísimas posibilidades, de una grandísima generosidad por parte de su gente, con una fe viva e impresionante, pero tenemos que confesar que Europa ha exportado, por desgracia, no sólo la fe en Cristo, sino también vicios», afirmó el Papa.
«Ha exportado el sentido de la corrupción, ha exportado la violencia, que ahora está devastando a África –añadió–. Se da el comercio de armas. Se da el abuso de los tesoros de esta tierra. Los cristianos tenemos que hacer todo lo posible para que llegue con la fe la fuerza para resistir ante estos vicios».