EINSIEDELN, 7 junio 2002 (ZENIT.org).-Los obispos católicos de Suiza han publicado un documento sobre el acompañamiento a los enfermos terminales; en el texto condenan la eutanasia activa directa por considerarla un «homicidio de encargo».
La Conferencia Episcopal Suiza al concluir la asamblea ordinaria celebrada en Einsiedeln, publicó el amplio documento este jueves en respuesta a las propuestas de legalización que surgen en el país, siguiendo las leyes aprobadas ya en Holanda y en Bélgica.
Los obispos comienzan aclarando malentendidos. Explican que la ética iluminada por el Evangelio no está en contra de la «eutanasia pasiva»: omisión o interrupción de un tratamiento médico para evitar el encarnizamiento terapéutico.
«Para la Iglesia, la interrupción de procedimientos médicos desproporcionados respecto a los resultados esperados, puede ser legítima», a condición de que no se busque provocar la muerte, explica el documento.
La ética cristiana, añaden los prelados, acepta también la «eutanasia activa indirecta», que ofrece analgésicos para aliviar el dolor aunque éstos impliquen el riesgo de abreviar la vida del paciente, a condición –también en este caso– de que no se busque la muerte, sino que «sólo sea tolerada como algo inevitable».
Sin embargo, la Iglesia no puede considerar «nunca» como «lícita» «la eutanasia activa directa», pues se trata de un verdadero «homicidio de encargo», afirman los obispos suizos en su documento.
«No es en ningún caso un gesto de compasión –aclaran–. Es contraria al mandamiento que prohibe matar al inocente y al deber de proteger la vida humana».
El enfermo terminal —añaden los obispos– tiene necesidad sobre todo de «no morir en soledad» y esto exige «un compromiso que debe ser asumido por el personal médico, por los voluntarios y por los familiares».
El Episcopado suizo pide, por lo tanto, «un compromiso más fuerte en el ámbito hospitaliario en cuanto al ofrecimiento de cuidados paliativos».
Durante la asamblea de Einsiedeln, los obispos han examinado también el problema de la pederastia y de los abusos sexuales, motivo por el cual se creó en marzo una «task-force» con la función de aconsejar a los obispos. El episcopado está elaborando un documento dedicado a este tema.
La asamblea analizó por último el referéndum del domingo pasado que decretó con una neta mayoría la despenalización del aborto y ha reafirmado el empeño de la Iglesia católica para «apoyar cada vez más a la familia».