La eucaristía fue presidida en Puerto Castilla, Caribe hondureño, por el cardenal primado de América y enviado de Juan Pablo II, Nicolás de Jesús López, arzobispo de Santo Domingo, y el cardenal hondureño, Óscar Rodríguez, arzobispo de Tegucigalpa.
Decenas de obispos y otros miembros de la Iglesia Católica de Estados Unidos, España, Italia, Alemania, Canadá y Latinoamérica estaban presentes en Puerto Castilla.
Como preludio del festejo central, la noche anterior se celebró una vigilia de oración y cultura, con la participación de grupos artísticos.
Los cardenales López y Rodríguez inauguraron una placa conmemorativa del quinto centenario y oficiaron una misa en la catedral de Trujillo. Los religiosos visitantes también asistieron a la misa en Trujillo, animada por danzas negras o garífunas.
Los dignatarios centroamericanos y el presidente de Honduras, Ricardo Maduro, se reunieron en la fortaleza de Santa Bárbara, de Trujillo, que data del siglo XVII.
El 14 de agosto de 1502, dos semanas después de haber descubierto Honduras, Cristóbal Colón envió una expedición a tierra firme, al mando de su hermano Bartolomé, que desembarcó en punta Caxinas, donde ayer se asienta Puerto Castilla. Fue allí donde fray Alejandro de Barcelona celebró la primera misa en suelo continental americano, según registra la Historia.
El cardenal hondureño afirmó durante la misa en Trujillo que «esta tierra hondureña se siente feliz» por el quinto centenario, pero advirtió de que «no es simplemente una celebración triunfalista».
«Los 500 años son una mirada retrospectiva pero, sobre todo, una mirada hacia adelante», porque «no estamos atados al pasado; Dios quiere que construyamos un futuro mejor para nuestra patria y sólo se construye en alianza con Jesús».