La expulsión de Leo Martensson, misionero en Rusia desde hace nueve años, fue ordenada por la Policía el 10 de septiembre y su visado fue cancelado informa el Instituto Keston, especializado en el estudio de la libertad religiosa en los países de la ex Unión Soviética.
«Es una decisión ilegal, no hay ninguna justificación», afirma el abogado de Aleksandr Antipyonok. La mujer y la hija del misionero permanecen en Rusia.
Cuatro sacerdotes católicos y el obispo de Siberia oriental han sido expulsados del país en los últimos seis meses.