BARCELONA, 13 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Con un llamamiento a promover la belleza de la familia como medio para humanizar la globalización que concluyó el VI Congreso Internacional sobre la Sagrada Familia.
El encuentro, que tuvo lugar del 6 al 9 de septiembre en Begues (Barcelona) fue clausurado por monseñor Francisco González, obispo auxiliar de Washington y religioso de la Sagrada Familia.
«El proceso de la globalización –esa creciente interconexión de la vida política, económica y social de los pueblos de la tierra– corre el riesgo de dejarse arrastrar por la fuerza impulsora de una pura economía de mercado, un neoliberalismo, la ley de la productividad y el lucro, y así hay muchos en la aldea en la que se ha convertido el mundo no se están beneficiando del todo».
«La Iglesia –añadió–, nuestra comunidad de fe, es la que por el Evangelio que hemos recibido y por el estilo de vida al que hemos sido llamados, puede dar una cara positiva al fenómeno de la globalización».
«Amarse no es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección», dijo al concluir el congreso, organizado por los Hijos de la Sagrada Familia, en el que participaron obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de varios países de Europa, América y Asia.
El encuentro estudió, además, la constante presencia de la Sagrada Familia en la obra del arquitecto Antoni Gaudí, en el año internacional dedicado a esta figura en proceso de beatificación, visitando el mismo templo de la Sagrada Familia de Barcelona, así como otras de sus obras.
En el congreso merecieron interés particular los aspectos más delicados de la pastoral familiar de hoy, a la luz de la exhortación apostólica «Familiaris Consortio», publicada hace 20 años, y los numerosos movimientos familiares surgidos durante el siglo XX, bastantes de ellos comprometidos en la pastoral de los casos más difíciles de las situaciones familiares de hoy.
El cardenal Ricard Mª Carles, arzobispo de Barcelona, que presidió la eucaristía del primer día, afirmó: «Estoy profundamente convencido de que el surgimiento de la espiritualidad de la Sagrada Familia ha sido el foco inspirador del florecimiento –nuevo en muchos aspectos– en nuestro tiempo de una espiritualidad conyugal y familiar».
«Esta aportación puede considerarse providencial hoy, cuando tantos factores tienden a erosionar y a descristianizar la concepción cristiana del matrimonio y la familia», añadió.
Los congresos sobre la Sagrada Familia iniciaron su andadura en 1992. En todos ellos se ha hecho un recorrido histórico para descubrir las huellas de la presencia de la Sagrada Familia en la Iglesia y en la sociedad a través de los últimos siglos.
Desde el siglo XVII, se puede afirmar que esta presencia e influencia ha ido creciendo. El siglo XIX fue una gran eclosión, gracias especialmente a las intervenciones de los papas Pío IX y León XIII y a los numerosos institutos religiosos inspirados en la espiritualidad de la Sagrada Familia nacidos en aquel siglo.
En los últimos cien años han surgido también numerosos institutos nuevos y nuevas expresiones en honor de la Sagrada Familia en todo el mundo, especialmente en los países e Iglesias más jóvenes.
Por eso, a juicio del secretario general de la congregación de Hijos de la Sagrada Familia y coordinador del VI Congreso, el padre Josep Mª Blanquet, se puede decir que en los últimos años la Sagrada Familia está más presente en extensión y con unas expresiones más conformes a la espiritualidad y liturgia postconciliar.
También ha sido decisiva la progresiva formulación del misterio de la Sagrada Familia que han ido haciendo todos los pontífices del siglo pasado, recuerda Blanquet.
