ZADAR, 9 junio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II desea que con el ingreso en la Unión Europea, Polonia aporte sus valores espirituales, morales y religiosos y la integración también le sea útil para resolver las dificultades internas, según ha confirmado su portavoz.
Según los primeros datos provisionales, el 74,77% de los polacos que acudieron al referéndum convocado el pasado fin de semana ha apoyado el ingreso de Polonia en la Unión Europea, previsto para el 1 de mayo de 2004. La participación en la votación alcanzó un 57,34%. Polonia debería entrar en la UE el próximo 1 de mayo.
El Santo Padre, según declaraciones del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, «espera que esta decisión sea útil tanto a Polonia como a la Unión Europea, donde Polonia podrá contribuir con sus valores espirituales, morales y religiosos».
«El Papa desea –añadió Navarro-Valls en declaración a la prensa– que la integración en las instituciones europeas contribuya a resolver situaciones sociales y económicas que son aún, al menos en parte, consecuencia de la artificiosa división de Europa en tiempos pasados».
En un discurso transmitido en directo por la televisión el presidente de Polonia Aleksander Kwasniewski, agradeció especialmente al Papa Juan Pablo II su «apoyo» a la adhesión de Polonia a la Unión Europea.
«Es necesario dar las gracias al Papa, nuestro gran compatriota, por haber estado todo el tiempo con nosotros (en nuestros esfuerzos), por habernos apoyado sin cesar. Yo quiero, con todo mi corazón y en nombre de Polonia y de los polacos, agradecer al Papa todo lo que ha hecho», añadió.
«Volvemos a Europa, que para nosotros es desde siempre la fuente de inspiración cultural y religiosa» –declaró monseñor Tadeusz Pieronek, rector de la Pontificia Academia Teológica de Cracovia, comentando el significado de esta adhesión para los polacos–. «Regresamos a la gran familia cristiana».
El obispo Pieronek subrayó igualmente el «decisivo» papel de la Iglesia en Polonia en la tarea de hacer madurar este proyecto en los últimos años, «sobre todo calmando el miedo al cambio, explicando que nosotros, como Iglesia, debemos estar dentro de la vida contemporánea y no albergar temor, porque sobre el miedo no se puede construir nada positivo».
Para el obispo de la diócesis de Siedlce, monseñor Zbignew Kiernikowski, la adhesión a la UE representa también un desafío «en lo relativo a los valores cristianos», según recoge la agencia «Sir».
«Los creyentes no esperamos que las instituciones estatales o internacionales apoyen directamente los valores cristianos, porque éstos deben defenderse a sí mismos», explicó.
En cualquier caso, el prelado subrayó que «estamos llamados a afrontar este nuevo desafío que podría servir para consolidar el cristianismo».
