Claves para dejar espacio al «genio» femenino en la sociedad y en la Iglesia

Según la presidenta de la Unión de las Organizaciones Femeninas Católicas

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CIUDAD DE MÉXICO, 10 junio 2003 (ZENIT.org).- El reconocimiento de la dignidad de la mujer y la promoción de su formación son dos claves para responder al llamamiento de Juan Pablo II a dejar más espacio al «genio» femenino en la sociedad y en la comunidad eclesial.

Así lo considera María Eugenia Díaz de Pfennich, presidenta general de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas, primera mujer latinoamericana que encabeza esta asociación internacional, hasta ahora presidida por europeas.

En declaraciones a Zenit, recuerda sin embargo que «en el trabajo de la catequesis y en la evangelización, las mujeres tienen ya un lugar destacado en forma individual o a través de las organizaciones».

Si bien «en los consejos parroquiales y diocesanos las mujeres son una minoría en los cargos de dirección», reconoce, «en la vida de la Iglesia se puede afirmar en general que el 70% de los fieles que más participan son mujeres».

Juan Pablo II aseguró este viernes en Dubrovnik (Croacia), que «quizá más que en otras épocas de la historia, nuestro tiempo tiene necesidad de ese «genio» de la mujer, que asegure en toda circunstancia la sensibilidad por el ser humano».

Dirigiéndose a las mujeres, añadió: «Vuestra presencia es indispensable en la familia, en la sociedad, en la comunidad eclesial».

Para alcanzar este objetivo, María Eugenia Díaz de Pfennich, mexicana, considera que «el primer avance consiste en que la mujer sea cada vez más consciente de su dignidad, de sus capacidades y que tiene mayor acceso a una educación superior».

Por este motivo, señala, «la primera responsabilidad de las organizaciones de mujeres consiste en brindar un espacio para que las asociadas participen más decididamente a nivel parroquial, diocesano, nacional e internacional en puestos de decisión».

Por su experiencia internacional, la presidente de las Organizaciones Femeninas Católicas considera que «a la mujer latinoamericana hay que animarla para que participe más activamente en la Iglesia, en la política, etc.»; a la mujer africana hay que ayudarle a encontrar «soluciones para la difícil situación que viven en sus países», mientras que, advierte, «las mujeres europeas tienen una actitud combativa que a veces es muy similar a la utilizada por los hombres».

Por este motivo, las prioridades que se plantea en su trabajo son: «la educación de la mujer, la erradicación de la violencia contra las mujeres y los derechos humanos».

Díaz de Pfennich ha recibido dos nombramientos a título personal de Juan Pablo II, como miembro del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y del Consejo Pontificio para los Laicos, algo que interpreta como un «reconocimiento al aporte que podemos hacer las mujeres al nivel más alto de la Iglesia».

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ZENIT Staff

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