MANILA, 15 junio 2003 (ZENIT.org).- Los cuatro obispos de la isla filipina de Negros, conocida como «la tierra del azúcar», en el centro del archipiélago, criticaron el miércoles «los procedimientos lentos e ineficaces de aplicación del programa de reforma agraria» decidido por el gobierno quince años atrás.
Con ocasión del 105º aniversario de la independencia de Filipinas, monseñor Vicente Navarra –obispo de Bacolod–, monseñor John Du –de la diócesis de Dumaguete–, monseñor Patricio Buzon –de Kabankalan– y monseñor Jose Advincula –obispo de San Carlos– han difundido un mensaje pastoral en el que invocan justicia para los campesinos de la isla.
En el documento, los prelados recuerdan la independencia y libertad del archipiélago; sin embargo, subrayan que la libertad «más auténtica y profunda» es la del egoísmo y la del deseo. La libertad –dicen los obispos– es «justicia hacia el prójimo», recoge la agencia misionera Misna.
Los obispos ponen de manifiesto que el programa de reforma agraria de Negros «está bien lejos de alcanzar su objetivo de distribuir la tierra y devolver la justicia entre los cultivadores».
En la fértil isla del archipiélago filipino rige aún un sistema feudal de repartición de las tierras que podría ser desarticulado con la ley promulgada en 1988.
El texto prevé que los agricultores entren en posesión de los terrenos que cultivan, pero miles de campesinos de Negros aguardan aún la aplicación de la medida en un clima que cada día se hace más tenso y que ha sido descrito por los observadores como «un volcán a punto de explotar».