BRUSELAS, 22 junio 2003 (ZENIT.org).- Con un documento titulado «Ampliación UE: hacia una Europa igual», presentado el jueves en Bruselas con motivo de la cumbre de Salónica, la red de Cáritas de 44 países europeos ha planteado las necesidades de aquellos para quienes los beneficios de la ampliación no serán tan evidentes.
Desplazados, desempleados, enfermos y ancianos son los grupos sociales más débiles, según Cáritas Europea. Las cifras reflejan 850.000 inmigrantes regulares procedentes de las regiones centrales y orientales del continente, un número al que hay que sumar cada año 600.000 clandestinos, según recoge Radio Vaticana.
Cáritas europea advierte de la necesidad de que la Unión Europea promueva el trabajo legal, ofrezca una protección social adecuada a los trabajadores inmigrantes, facilite la integración y favorezca la reunificación familiar.
Además, la búsqueda de trabajo muy pronto será una prioridad en Europa, dado que la cifra media de desempleo alcanza el 20% en Bulgaria, Eslovenia y Polonia.
Cáritas pide igualmente que se preste una atención especial a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y a las asociaciones de voluntariado, que proporcionan frecuentemente servicios de asistencia social a bajo coste, «sobre todo tras las privatizaciones y los recortes de gastos en el ámbito sociosanitario registrados en muchos países».
Por ello, según Cáritas, tales organizaciones deben obtener un reconocimiento adecuado en la Unión Europea y mayor financiación nacional y europea.