Aquel pan es realmente Jesucristo

El padre Giuseppe Midili, liturgista, explica la importancia de la fiesta de Corpus Christi

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Por Salvatore Cernuzio

ROMA, Miércoles 6 junio 2012 (ZENIT.org).- La solemnidad del Corpus Christi se remonta a 1264, por voluntad del papa Urbano IV, quien instituyó la fiesta «a fin de que el pueblo cristiano redescubra el valor del misterio eucarístico». Después de más de 700 años, la tradición continúa sin interrupción. Tan es así que el papa Benedicto XVI presidirá este jueves 7, la misa en San Juan de Letrán, y luego dirigirá la procesión del Cuerpo de Cristo hasta la basílica de Santa María la Mayor.

«Es un momento importante para la fe de los cristianos, y para la vida eclesial de la Diócesis de Roma», dijo el cardenal vicario Agostino Vallini. Sobre todo, es una oportunidad para «dar gracias al Señor por el don de la Eucaristía, para testimoniar públicamente nuestra fe y la unidad de la Iglesia de Roma en torno a su Obispo», en clara referencia al papa.

En vista a este evento, ZENIT dialogó con el padre Giuseppe Midili, O. Carm, director de la Oficina Litúrgica del Vicariato de Roma, que contó la historia y el significado de esta fiesta en que «la Iglesia se manifiesta como un cuerpo único y unitario».

El Corpus Christi celebra la Eucaristía, corazón de la fe cristiana. ¿Cuál es el significado de esta solemnidad?

–P. Midili: Eucaristía significa acción de gracias. Todos los días –sobre todo el domingo–, la Iglesia se reúne para celebrar los santos misterios y dar gracias al Padre por el don del Hijo, que ofrece su vida en sacrificio por nosotros y nos ha ganado la salvación. La solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor es la oportunidad litúrgica para un agradecimiento especial. La comunidad cristiana se reúne para tomar conciencia que solo en la Eucaristía encuentra la cumbre y la fuente de toda su vida. Cada acto de fe, cada forma de piedad, la misma devoción, cada forma de auténtica caridad, no puede prescindir jamás de este sacramento, que es constitutivo del cristiano.

¿Cuándo nace esta celebración?

–P. Midili: La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor fue establecida en 1264 por el papa Urbano IV, para que el pueblo cristiano pudiese participar con especial devoción a la Santa Misa y a la procesión, y así testimoniase la fe en Jesús, que ha querido permanecer presente bajo las especies del pan y del vino consagrados. A través de los siglos, esta solemnidad se ha vuelto el punto más alto de la devoción eucarística, porque ha unido a la adoración devota, aquel evento original e imprescindible que es la celebración de la Misa.

La celebración del Corpus Christi en San Juan de Letrán entró en la tradición de la diócesis de Roma gracias a Juan Pablo II… ¿Por qué el ahora beato quiso darle esta importancia?

–P. Midili: Desde el año 1979, el papa Juan Pablo II quiso que en Roma, la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo se celebrase el jueves, debido a a que precisamente el Jueves Santo, Jesús reunió a sus discípulos y durante la cena instituyó el nuevo y eterno sacrificio, el banquete nupcial del amor. Mientras que en la tarde del Jueves Santo se revive el misterio de Cristo, que se ofrece en el pan partido y en el vino derramado, con motivo del “Corpus Christi” este mismo misterio es propuesto a la adoración y a la meditación del pueblo de Dios.

El papa quiso celebrar en la catedral de Roma, junto con todos los sacerdotes y fieles de la ciudad, porque la Eucaristía es el misterio de la comunión con Dios, pero también entre las personas. La mejor imagen de la Iglesia, de hecho, es la que se forma en torno al obispo, para celebrar los misterios divinos, comer y beber el Cuerpo y la Sangre del Señor, dar gracias y así testimoniar la comunión y el amor que Jesús nos enseñó.

¿Cuál es el sentido de celebrar esta fiesta en la plaza frente a la Basílica de San Juan de Letrán?

–P. Midili: La plaza de San Juan es al mismo tiempo, el atrio de la Basílica Catedral de Roma. Pero también es el lugar de las manifestaciones públicas de la ciudad y de Italia; a menudo es el escenario de conciertos, acontecimientos políticos y por desgracia también de enfrentamientos. Es el ágora de los antiguos. Y se ha convertido así en un símbolo de nuestro país; es atrio y plaza a la vez.

Celebrar la Misa en un lugar tan importante en el día de la Eucaristía, reafirma que Jesús está en medio de su pueblo en cada momento de la vida. Con su presencia, Él santifica el día a día, atiende y cura el sufrimiento, y es un signo de esperanza para todos. Jesús no está lejos de nosotros y de nuestras vidas, sino está siempre presente, se ha vuelto cercano. Podemos encontrarlo en la Eucaristía, celebrada en el pan consagrado. Él es el que viene a nuestro encuentro…

El Corpus Christi es un momento importante para el pueblo cristiano. Sobre todo la procesión, encabezada por el santo padre, es un acontecimiento de gran impacto, cuya idea central es que «Cristo camina entre nosotros»…

–P. Midili: La Santa Misa y la procesión en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor es un acontecimiento único, que muestra a la Iglesia como Iglesia. Es la fiesta de la comunidad reunida. Los creyentes se reúnen para celebrar el sacrificio de Cristo y en la celebración dan gracias a Dios por todo lo que han recibido. La adoración es la continuación de la Eucaristía, un testimonio del amor y la fe en Jesús, como extensión de la acción de gracias después de cada comunión.

Una vez más, la Iglesia se identifica con el pueblo en camino, que sigue a su maestro. Se repite la experiencia de los discípulos de Emaús, que recorrieron parte del camino con Jesús y lo escuchaban mientras los instruía. En la procesión eucarística, la comunidad camina con Jesús, pero ya no lo reconoce mientras parte el pan… Hoy nosotros reconocemos al Maestro presente en aquel pan.

Traducción del italiano por José Antonio Varela V.

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ZENIT Staff

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