Beatifican al cura gaucho en Argentina ante 200 mil fieles

Participaron 200 mil fieles. El Papa regaló una campana y estableció el 16 de marzo como fiesta litúrgica del beato cura Brochero

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El cura Brochero se ha convertido en el octavo argentino en ser declarado beato, el primer sacerdote del país en este paso previo a la santidad y el primero beatificado por el papa Francisco.

Las autoridades municipales estimaron que unas 200.000 personas llegaron hasta Villa Cura Brochero para participar de la ceremonia religiosa, entre ellos unos 60 obispos y 1.200 sacerdotes. También asistieron el presidente de la cámara de diputados, Julián Domínguez, en representación de la presidenta, el gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri.

El cura Brochero fue beatificado este sábado en una multitudinaria celebración presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, en el pueblo que lleva el nombre del sacerdote que llevó a lomo de mula el Evangelio y el progreso a los más necesitados de la región argentina. Una gigantografía con la imagen del primer sacerdote argentino beato se desplegó  en el altar, en medio de vítores y aplausos de una multitud reunida en el predio ubicado en el Cerro de la Cruz, del poblado de Traslasierras. El cardenal Amato indicó, además, que el Papa estableció que la fiesta litúrgica del Cura Brochero sea el 16 de marzo “en los lugares y modos establecidos”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, leyó una carta en la que el papa destacó la figura del flamante beato como “pastor con olor a ovejas” y aseguró que Brochero fue un “pionero” de la evangelización al llevar el mensaje de Cristo a las “periferias existenciales” y al hacerse “pobre entre los pobres”. 

Del mismo modo se proyectó un video del momento en que el papa bendice en el Vaticano una campana que regala con la leyenda “Brochero, un cura con olor a oveja”, que será colocada en la parroquia del pueblo. Al terminar el ritual de beatificación, Nicolás Flores, el niño del milagro, que fue aprobado para la beatificación del cura gaucho, junto con sus padre, un sacerdote del lugar y una religiosa, acercó al altar las reliquias del beato.

En la homilía, el cardenal Amato describió al cura Brochero como “verdadero bienhechor del pueblo argentino, promovió el progreso de la sociedad y el bienestar de la comunidad. Trabajó a favor de la dignificación de la personas humana provenían de su santidad, un rasgos que todo reconocía en el ya en vida.  “Su trabajo en pos de la dignificación de la persona humana provenía de su santidad, un rasgos que todos reconocía en él ya en vida”, subrayó el purpurado.  Al concluir, exhortó: “la presente beatificación es sólo un comienzo para conocer al Cura Brochero, este sacerdote santo, sigamos imitándolo y pidiendo por las necesidades espirituales y materiales”.

El domingo por la mañana, en cambio, tuvo lugar una celebración eucarística de acción de gracias en la explanada de santuario de Nuestra Señora del Tránsito, donde se encuentran los restos del cura gaucho. Monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje, animó a todos, sacerdotes, religiosas y laicos, a encarnar el Evangelio en la vida personal, informó la agencia AICA. 

En la eucaristía también estaba el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig; el arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, una decena de obispos y cientos de sacerdotes. Fieles de distintas regiones del país que aún permanecían en la localidad, junto con los serranos, llenaron la plaza central.

Brochero, nacido en 1840 en el paraje Carretera Quemada, movilizaba a miles de hombres y mujeres -campesinos, delincuentes, olvidados- a través de caminos inhóspitos para participar de ejercicios espirituales.  El sacerdote tuvo un fuerte protagonismo social, al realizar gestiones ante las autoridades que hicieron posible la apertura de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y un telégrafo. También supo cuestionar a legisladores cordobeses que «no se interesaban por el progreso de sus comprovincianos», decía, al no promover leyes para que el tren llegara a estos poblados. Juan Pablo II lo declarado venerable en febrero de 2004 y Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del cura gaucho. Se trató de la recuperación sin explicación médica de un niño con pronóstico de «vida vegetativa» y problemas neurológicos severos tras sufrir un grave accidente vial.

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ZENIT Staff

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