Benedicto XVI: África, “pulmón espiritual” para el mundo

Inaugurado hoy en Roma la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 4 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Africa representa un inmenso “pulmón espiritual” para “una humanidad que parece en crisis de fe y esperanza”, siempre que conserve su sentido religioso y se apoye en la familia fundada en el matrimonio.

Con estas palabras abrió hoy el Papa Benedicto XVI la II Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África, durante la homilía pronunciada en la Eucaristía inaugural en la Basílica de San Pedro.

La Misa fue concelebrada por los 239 Padres sinodales y los 55 sacerdotes colaboradores en los trabajos del Sínodo. Estuvieron presentes el Patriarca Abuna Paulos, de la Iglesia ortodoxa Tewahedo de Etiopía, y otros representantes ortodoxos y protestantes.

El Papa, citando las lecturas del día, apuntó las dos cuestiones centrales del Sínodo, que son por un lado el diálogo interreligioso, y por otro el de la familia y la defensa de la vida.

Benedicto XVI insistió en la importancia del patrimonio espiritual afircano para la Iglesia y para el mundo: “África es depositaria de un tesoro inestimable para el mundo entero: su profundo sentido de Dios”.

Superar el colonialismo

La verdadera riqueza de África, apuntó, no está en sus recursos naturales, “que por desgracia siguen siendo fuente de expotación, de conflictos y de corrupción”.

Al contrario, África “representa un inmenso pulmón espiritual para una humanidad que parece estar en crisis de fe y de esperanza”, y la humanidad necesita esto “mucho más que de las materias primas”.

Sin embargo, este pulmón podría enfermar, con dos “peligrosas patologías” que actualmente la “atacan”, y que son por un lado el materialismo nihilista y relativista occidental, y por otro, el fundamentalismo religioso.

Respecto al primero, el Papa advirtió que “el colonialismo del primer mundo no ha terminado”, pues “ha exportado y siguen exportando sus residuos tóxicos espirituales” a otros continentes, y en especial a África.

“Ahora bien, el reconocimiento del señorío de Dios es ciertamente uno de los aspectos sobresalientes y unificadores de la cultura africana”, más allá de las múltiples y distintas culturas.

Extremismo peligroso

El segundo virus que está atacando a África, advirtió el Papa, es “el fundamentalismo religioso mezcaldo con intereses políticos y económicos”.

“Grupos que se remiten a diversas pertenencias religiosas se están difundiendo en el continente africano; lo hacen en el nombre de Dios, pero según una lógica opuesta a la divina, es decir, enseñando y practicando no el amor y el respeto a la libertad, sino la intolerancia y la violencia.

En este sentido, el Papa subrayó que la Iglesia “puede dar en África una gran contribución a toda la sociedad, que por desgracia conoce en varios países pobreza, injusticia, violencia y guerras.

“La vocación de la Iglesia, comunidad de personas reconciliadas con Dios y entre ellas, es la de ser profecía y fermento de reconicliación entre los diversos grupos étnicos, lingüísticos y también religiosos”, fundamento de “la paz y del progreso humano y social”.

Familia y niños

Benedicto XVI insistió especialmente en la cuestión de la familia, un tema de gran complejidad en las sociedades y culturas africanas, pero que es necesario afrontar.

“La vida conyugal entre el hombre y la mujer y por tanto de la familia que deriva de él, está inscrita en la comunión con Dios y, a la luz del Nuevo Testamento, se convierte en icono del Amor trinitario y de la unión de Cristo con la Iglesia. En la medida en que custodia y desarrolla su fe, África podrá encontrar recursos inmensos que ofrecer de cara a la familia fundada en el matrimonio”.

En este campo especialmente los laicos, están llamados a difundir el perfume de la santidad de la familia en los lugares de trabajo, en la escuela y en cada ámbito social y político”, explicó el Papa.

Otro tema en el que el Papa insistió fue en la cuestión de los niños, “que constituye una parte grande y por desgracia sufriente de la población africana”.

“En la escena de Jesús que acoge a los niños oponiéndose a los propios discípulos que querían alejarles, vemos claramente la imagen de la Iglesia que en África, y en todos los lugares de la tierra, manifiesta su propia maternidad sobrr todo respecto de los más pequeños, aunque aún no hayan nacido”.

El Papa concluyó la homilía pidiendo a las órdenes religiosas, los monasterios de clausura, a las parroquias, a los mivimientos, y especialmente a los enfermos, que recen por la buena marcha del Sínodo.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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