Cardenal Rivera a los jóvenes: La ausencia de Dios provoca las crisis

Encuentro en el «Día del Joven Creyente»

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CIUDAD DE MÉXICO, 7 febrero 2003 (ZENIT.org).- Los jóvenes representan la esperanza para un mundo convulsionado porque son portadores de la verdad del Evangelio, dijo este miércoles el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera.

Durante la Eucaristía que presidió en el Seminario Menor diocesano con motivo del «Día del Joven Creyente», el purpurado constató ante más de tres mil jóvenes «el anhelo de cambio de muchas de las cosas que nos rodean» y la decisión y compromiso para que ello suceda.

El cardenal Rivera calificó las situaciones que piden un cambio como diferentes expresiones de la cultura de la muerte, constatando que son signo «de la ausencia de Dios y de su amor en el corazón del hombre y en sus estructuras sociales y familiares».

Los cambios necesarios que mencionó el purpurado son de orden mundial, nacional, familiar y personal. Entre los primeros, aludió a los ataques terroristas, las amenazas de guerra, la pobreza extrema y la manipulación de embriones.

En el país, los ámbitos que reclaman un cambio son la economía –cuya inestabilidad afecta al empleo–, el abandono del campo, la creciente emigración y las descalificaciones entre los políticos.

«En un nivel más local –continuó el cardenal Rivera–, deben revertirse el aumento de la delincuencia y la drogadicción entre menores de edad, la violencia en la calle y en los hogares, el desaliento que hace del suicidio una de las primeras causas de mortandad entre la juventud».

El encuentro del miércoles tuvo lugar en el marco de la fiesta de San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano, patrono de los jóvenes de la archidiócesis de México. Esta fecha se ha convertido en una cita a la que se suman diócesis cercanas, como Ecatepec, Tlalnepantla, Nezahualcóyotl y Texcoco.

Alentando a los jóvenes a que su deseo de ser testigos de Cristo les acerque a sus parroquias y las enriquezcan con su participación, el cardenal Rivera concluyó exhortándoles a rezar y promover el Rosario, en especial durante el año dedicado a esta devoción mariana.

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ZENIT Staff

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