Caritas Asidonia-Jerez: Valores, actitudes y alternativas para la esperanza

Joaquín García Roca exhortó a buscar los rostros de los desesperanzados en la periferia, según dijo el papa Francisco

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En la última jornada de la VI Semana de la Pobreza, los asostentes disfrutaron de la conferencia “Valores, actitudes y alternativas para la esperanza”, de la mano de Joaquín García Roca «Ximo», sacerdote, sociólogo y teólogo.

La Semana de la Pobreza, organizada por Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez alcanzó este año su sexta edición. En esta ocasión, teniendo en cuenta la difícil situación, se plantea como el marco perfecto para reflexionar sobre las motivaciones profundas con que «alimentar la esperanza».

El pasado viernes 12 de abril, el encargado de cerrar la sexta edición de esta Semana fue Joaquín García Roca «Ximo», sacerdote, sociólogo y teólogo con su ponencia “Valores, actitudes y alternativas para la esperanza”. Le ha acompañó en este acto Francisco Domouso, director de Caritas Diocesana de Asidonia-Jerez.

Domouso le agradeció su presencia y, en esta última jornada, afirmó que, haciendo balance de esta semana, «hemos tenido la oportunidad de encontrar claves que nos permitan seguir adelante con la energía que nos da la esperanza, fortalecida por la fe y siempre enraizada en el amor».

Así mismo, haciendo referencia al concepto clave y centro de estas jornadas, afirmó que «la esperanza en este tiempo de crisis no nos la trae el anhelo de la reactivación del consumo, sino la puesta a punto de nuestra alma», y añadió que «no es un regalo concedido por los que tienen el poder y están en el origen de la crisis, sino una conquista de los que la necesitan para vivir».

Por su parte, Joaquín García Roca «Ximo», durante su intervención, hizo primero una valoración de la situación actual, afirmando que «vivimos tiempos en los se ha perdido el sentido de la orientación, como si se tratase de un naufragio colectivo», a lo que añadió, siguiendo con esta metáfora del naufragio, que «también es un momento de soledad infinita, de no saber si encontraremos o no un resto de madera al que aferrarnos».

Aun así, añadió que «debemos reconstruirnos en el interior de una sociedad desanimada, sin aliento y para ello, hay que encontrar esa energía renovada, darnos razones para creer que vale la pena, ya que no podemos estar domiciliados en la impotencia, sino en ese futuro que, para los creyentes es el futuro de Dios y, para todos, es un futuro de dignidad».

Añadió que existe «un cierto colapso, a causa del desajuste de todos los sistemas económicos, sociales y financieros».

Afirmó que «para percibir la esperanza hay que situarse en lugares donde no haya mucho ruido, donde no haya cruce de ondas, ya que, ante tanto cruce de mensajes resulta difícil reconocerla», y también destacó que «quien quiera percibir los mensajes tendrá que tocar la periferia, según las palabras del papa Francisco, porque desde allí se entiende mejor el centro», ya que, añadió, «quien quiere escuchar la voz de la esperanza tendrá que acercarse a los desesperanzados».

Por otro lado, señaló tres perspectivas o rostros de la esperanza, ya que «hay que cultivarla como energía personal, política y social».

En cuanto a la energía personal, destacó la importancia de «custodiar la esperanza personal, ya que hemos ignorado el potencial que tiene y que nos permite, a veces, reconciliarnos con lo inevitable, mantener en vilo algunos de nuestros sueños y conservar una reserva de optimismo, incluso frente a la desgracia». Y es que, «la crisis y la sensación de zozobra es siempre el comienzo de un camino hacia el futuro».

En cuanto al ámbito político, habló sobre «la necesidad de crear estructuras colectivas de esperanza y de fortalecer el pacto político de solidaridad» y añadió que «la esperanza mayor del siglo XX, la base de la esperanza política, ha sido la construcción del espacio público como el lugar donde los mínimos de justicia existen sea cual sea la situación de cada persona».

En relación a la energía de carácter social, añadió que «tenemos que ser conscientes de la potencialidad de lo cotidiano y lo local, ya que es esencial ver que la esperanza nace también de crear lazos de amistad, de sentirse vinculados los unos a los otros mediante pequeños gestos».

En relación a esa necesidad de creación de vínculos destacó que «la crisis ha roto todos esos vínculos, dejándonos a la intemperie», a lo que añadió, en relación a Caritas, que «tiene un hermoso papel, ya que ayuda a promover los lazos, las vinculaciones, los tejidos sociales…». Así mismo, quiso decir también que «debemos escuchar la llamada a acercarnos a las comunidades donde la gente necesita la esperanza para vivir».

Finalmente en su discurso alentador afirmó que, «en algún lugar y en algún momento, la esperanza de alguien depende también de que nos levantemos y nos apoyemos».

Esta VI Semana de la Pobreza acaba tras contar con la participación de tres ponentes de gran valía que dieron claves sobre cómo alimentar la esperanza en estos tiempos. Una semana de reflexión sobre las posibilidades que existen hoy para continuar hacia adelante, a pesar del momento tan crudo que vivimos.

En esta última jornada, los asistentes también pudieron disfrutar, en la sede del Obispado, de una interesante exposición fotográfica denominada «Objetivos Del Milenio de Caritas Española».

Escuchar conferencia.

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ZENIT Staff

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