Defender la libertad frente a la imposición de un modelo de educación sexual

Encuentro con Ramón Novella, psicopedagogo

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MADRID, viernes 11 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que entrará en vigor el próximo 5 de julio, llevará a las escuelas españolas lo que la propia norma denomina una “educación sexual adecuada”. Ramón Novella, psicopedagogo, ha defendido en un encuentro con Profesionales por la Ética el derechos de los padres a la libertad frente a la imposición de un modelo de educación sexual.

Con motivo de la inminente llegada de la nueva ley, la asociación Profesionales por la Ética ha celebrado un encuentro sobre las novedades educativas que conlleva con Ramón Novella, psicopedagogo, especialista en formación de padres e intervención psicopedagógica, profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad Abat Oliba CEU y padre de cinco hijos, informa a ZENIT Ignacio Pascual, de Profesionales por la Ética.

Tras la entrada en vigor de la Ley se introducirá en la escuela la salud sexual con carácter obligatorio y desde los 11 años, según adelantó la ministra de Sanidad.

A la pregunta de si considera adecuado que los niños y adolescentes reciban educación sexual en la escuela, Ramón Novella responde: “El problema de fondo está las intenciones y en la manera en cómo se han hecho las cosas”.

“El primer criterio importante –añade- es que la educación sexual es una responsabilidad de las familias, y de nadie más. En todo caso, las familias deciden qué tipo de escuela corresponde mejor con su criterio para educar a sus hijos y puede colaborar mejor en la educación de sus hijos. En ese caso, la escuela puede colaborar en la educación sexual siempre y cuando responda al ideario que tiene y a planteamientos que las familias han escogido”.

“En el caso de la nueva Ley, la educación sexual está ligada a un planteamiento ideológico que muchos padres no comparten, y a la vez se pretende obligar a las escuelas a dar este tipo de educación que choca frontalmente sobre su visión del ser humano y su labor educativa”, explicó.

En opinión de este experto, “se está imponiendo un modelo en un ámbito en el que debería haber libertad. Aparte que este planteamiento de educación sexual no favorece el desarrollo positivo de las personas y las convierte en seres infelices, eso sí completamente manipulables”.

El capítulo educativo de la conocida como “ley del aborto” tiene, entre otros objetivos, que los jóvenes aprendan a reconocer y aceptar la diversidad sexual, prevengan enfermedades e infecciones de transmisión sexual y embarazos no planificados.

Sobre la enseñanza de estos contenidos en la escuela, Ramón Novella afirma que “en la escuela se puede asumir la función de prevención, y cuando existe una dificultad social, sea el consumo de drogas, el aumento del sida o los embarazos en las adolescentes, la escuela puede colaborar en la labor de prevención”.

“Aunque en este caso –puntualiza- volvemos a ver planteamientos que vienen marcados por determinadas ideologías, como la de género o el relativismo, que como ya hemos podido comprobar, no son camino positivo de disminución de estas dificultades. Por ejemplo, hace muchos años se está informando a los adolescentes para prevenir embarazos pero el número de estos ha crecido espectacularmente. Quiere decir que es necesario un tipo de educación de fondo, de responsabilidad y de criterio, y no una basada en la permisividad”.

Respecto a la diversidad sexual, opina, “me parece intolerable que en la etapa final de la
infancia y en la adolescencia se fomente este tipo de educación donde el chico o chica se tiene que plantear su tendencia sexual, es aberrante provocar estas situaciones en el ámbito escolar y sólo se pueden entender si detrás existen unos intereses en promover la homosexualidad”.

Ante la implantación de la educación sexual obligatoria, la recomendación de Novella a los padres y a los titulares de centros educativos es: “Siempre es necesario informarse y saber qué supone esta educación sexual obligatoria, que sepan coordinarse para evitar estas intenciones por parte del Gobierno, y que sepan estar en su lugar para defender la libertad de educación y no aceptar la imposición de un Estado o de una Administración autonómica”.
“A los padres les diría –añade- que asumieran con mayor responsabilidad su labor educativa y que reclamaran la ayuda que necesitaran a aquellas entidades y asociaciones que pudieran colaborar”.

También es importante, subraya, “que se desarrollen planes y programas de educación sexual que busquen el desarrollo completo y positivo de los jóvenes, que colaboren con la labor de las familias, que no estén marcados por líneas ideológicas”.

“Nos encontramos –concluye- ante una realidad de urgencia educativa donde nadie puede decir que esto no me afecta, todo lo contrario, nos afecta a todos y debemos de pronunciarnos para no dejarnos imponer aquello que no aporta felicidad”.

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ZENIT Staff

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