“Hay mucho entusiasmo y expectativa en Israel. Todos los israelíes más allá de su afiliación religiosa, estamos preparando la bienvenida al papa Francisco y a su delegación, con el corazón abierto y mucha cordialidad”. Lo indicó ayer el embajador de Israel ante la Santa Sede, Zion Evrony, en un desayuno de trabajo realizado con embajadores y periodistas en Roma, en el NH Giustiniani.
“Él será bienvenido como un hermano del pueblo judío, su visita será un evento importante” añadió. Y consideró que “cuando el papa Francisco llegue a Israel podrá ver la realización de la profecía bíblica de Isaías y Jeremías. Él encontrará un país con más de 8 millones de habitantes, de los cuales 1,5 millones de musulmanes y 157 mil cristianos”. Un país, dijo, en donde “los cristianos tienen los mismos derechos y con presencia en el parlamento de Israel y en todas las profesiones. Ellos tienen garantizada la libertad religiosa y de trabajo”.
Añadió que “Israel es el único país en Oriente Medio con una población cristiana en crecimiento. En 1948 era de 34 mil y hoy son 157 mil. Esto, en fuerte contraste con las condiciones de las comunidades cristianas en varios lugares del Oriente Medio, las que están bajo constante ataque, perseguidas e inseguras”, dijo.
Sobre los actos de vandalismo contra lugares cristianos que tuvieron lugar recientemente en Israel, como frases pintadas en lugares de instituciones católicas, consideró que “son actos de extremistas que no representan la política del Gobierno ni el sentimiento de la mayoría de Israel”.
Añadió que los mismos “han sido condenados por los líderes políticos y religiosos. Y las fuerzas del orden están haciendo un esfuerzo para encontrar a los responsables, y creo serán encontrados y castigados”.
El embajador desmintió también los rumores que corrieron en Israel, según los cuales Israel transferiría la soberanía de las tumbas de David y del Cenáculo al Vaticano.
“El papa Francisco caminará –dijo el embajador Evony– por los mismos lugares en los que según la tradición cristiana, Jesús y María caminaron, y que según la tradición judía, reyes y profetas vivieron. Este es el lugar donde todo tuvo inicio”.
Y destacando el rol de Oriente Medio en la historia de las religiones contó una idea graciosa: Si bien con Dios se puede hablar desde cualquier parte del mundo, en Israel la llamada es local”.
Hizo además una reflexión histórica, desde cuando se presentó a san Pío X una rechazada propuesta sobre la creación del Estado de Israel, al primer viaje de Pablo VI que no mencionó nunca la palabra Estado de Israel, y después Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco. Y como el documento concilia Nostra Aetate marcó un cambio fundamental.
“Muchas veces pienso en el largo camino que hemos recorrido, cristianos y judíos en los últimos 2000 años. Desde el rechazo y la denigración, hasta hace más de cien años, hasta el reconocimiento, diálogo y amistad actual”.
Y recordó la amistad con la que fue recibido por el papa Francisco cuando presentó sus credenciales y el Santo Padre le saludó con la palabra ‘Shalom’, y que en esa oportunidad él le invitó a viajar a Israel.
Recordó también que 20 años atrás, la Santa Sede firmó un tratado estableciendo relaciones diplomáticas e intercambio de embajadores. Y que ya se ha avanzado mucho en la realización de un tratado económico y financiero, que abordará asuntos como la doble imposición.
Para el futuro consideró que las relaciones podrán mejorar aún más, con más importantes políticas de diálogo en asuntos como las minorías en Oriente Medio, sobre la escalada de los radicales islámicos y el caso Siria. También con una cooperación mayor en el combate al antisemitismo, con programas educativos sostenidos por las comunidades católicas y judías, explicando el enfoque de Nosta Aetate, y la importancia de la existencia del Estado de Israel en la identidad judía.
Recordó también que el papa Francisco pronunció palabras fuertes contra el antisemitismo, como: “debido a nuestras raíces comunes un cristiano no puede ser antisemita” y que es necesario educar a las nuevas generaciones del pueblo judío en esta nueva relación con la Iglesia católica.
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