El Papa beatificará en Bulgaria a tres mártires del comunismo

Apóstoles de la unidad con la Iglesia ortodoxa, fueron acusados de espionaje

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ROMA, 21 mayo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II culminará su visita a Bulgaria, el próximo 26 de mayo, con la beatificación de tres religiosos búlgaros, mártires de la dictadura comunista en noviembre de 1952.

Se trata de los agustinos de la Asunción, conocidos como asuncionistas, Kamen Vitchev (1893-1952), Pavel Djidjov (1919-1952) y Josaphat Chichkov (1884-1952) –el primero de rito oriental y los dos segundos de rito latino–, que se convertirán en la localidad de Plovdiv, en los primeros beatos de esta congregación.

Esta familia religiosa desde su fundación hace 150 años está intensamente comprometida en el acercamiento con el Oriente cristiano, según explica un informe publicado por la agencia española de noticias de vida religiosa IVICON.

Será la segunda vez, después de Ucrania en junio de 2001, que Juan Pablo II beatifique fuera de Roma a mártires del comunismo, en un país de tradición ortodoxa.

Los tres religiosos fueron fusilados el 11 de noviembre de 1952 a las 23:30 horas en la prisión central de Sofía, junto a monseñor Eugenio Bossilkov, obispo de Nicopoli, beatificado en 1998.

El prelado y los asuncionistas fueron reconocidos al final del proceso de beatificación mártires «por odio a la fe». Torturados, tuvieron que soportar malos tratos hasta ser condenados a muerte el 3 de octubre como «espías del Vaticano» y «lacayos del imperialismo». Nunca se encontraron sus cuerpos.

El proceso contra 40 sacerdotes, religiosos y laicos católicos búlgaros, entre los que se encontraban los cuatro futuros mártires (monseñor Bossilkov y los tres asuncionstas) fue abierto el 29 de septiembre de 1952 ante la Corte Suprema de Bulgaria, en Sofía.

Los inculpados, presos y maltratados durante varios meses, fueron objeto de un «Acto de acusación contra la Organización Católica de complot y espionaje en Bulgaria». Se les acusó de haber «organizado y dirigido, desde el 9 de septiembre de 1944, una organización que tenía como finalidad invertir, minar y debilitar el poder democrático popular a través de un golpe de Estado, insurrección, motines, actos terroristas, crímenes e intervenciones armadas del extranjero».

Al mismo tiempo fueron declarados «miembros de una organización de espionaje y de complot en una serie de ciudades del país para preparar una guerra imperialista contra la URSS, Bulgaria y otros países de democracia popular».

La sentencia, dictada el 3 de octubre de 1952, la víspera de la inauguración de XIX Congreso del Partido Comunista Soviético en Moscú, declaraba a los tres religiosos asuncionistas «culpables de haber organizado y dirigido en Bulgaria, desde el 9 de septiembre de 1944 hasta el verano de 1952, una organización clandestina, una agencia de servicios secretos del Papa y de los imperialistas», y los condenaba «a muerte por fusilamiento con privación de sus derechos, confiscándoles todos sus bienes en beneficio del Estado».

Vocación ecuménica
Los asuncionistas fueron fundados en 1850 por Emmanuel d’Alzon (1810-1880), vicario general de la diócesis de Nimes, en el seno del Colegio de la Asunción, del cual él era director; de ahí el nombre de la congregación.

Bajo el lema «Venga a nosotros tu Reino», el fundador diseñó un proyecto doctrinal (donde la educación es prioritaria), social (solidario) y ecuménico, que busca la unidad de los cristianos.

Al menos 950 asuncionistas están hoy presentes en treinta países de los cinco continentes, con presencias significativas en la República Democrática del Congo, Madagascar, Kenia, Corea y Vietnam.

Llamado a trabajar por la restauración de la unidad con la Iglesia ortodoxa tras un encuentro con el Papa Pío IX, Emamanuel d’Alzon funda en 1865 la congregación femenina de Oblatas de la Asunción, estrechamente unida a la misión ecuménica de los asuncionistas en Oriente, cuya primera comunidad se establece en Andrinople, entonces Bulgaria y actualmente Edirne, en Turquía.

Fieles a su carisma de «hijas de la Iglesia» y «obreras de la unidad», las oblatas de la Asunción están presente en veinte países de Europa, Asia, África y América Latina.

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ZENIT Staff

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