CIUDAD DEL VATICANO, 12 mayo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II invitó este domingo a la Iglesia entera a adentrarse «mar adentro» en la evangelización a través de Internet.
En el día en que se celebraba la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que él mismo quiso dedicar en el año 2002 a la red de redes, el Santo Padre invitó a todos los católicos a navegar en este nuevo medio de comunicación utilizando como ancla a Cristo resucitado.
Tras recordar que en este domingo, en muchos países se celebraba la fiesta de la Ascensión (la fiesta litúrgica original se había celebrado el jueves anterior), el pontífice explicó que el «Redentor constituye para los creyentes el ancla de salvación y de consuelo en el compromiso cotidiano al servicio de la verdad y de la paz, de la justicia y de la libertad».
«Todos los días, de hecho, tenemos que confrontarnos con las realidades de este mundo», y entre éstas, aclaró las comunicaciones sociales tienen un papel decisivo.
El sucesor de Pedro pronunció estas palabras ante varios miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano a mediodía para rezar la oración mariana del «Regina Caeli».
Por eso, hablando desde la ventana de su Biblioteca, reveló que escogió para la Jornada de este año el tema de Internet, pues «los más recientes progresos de las comunicaciones y de la información han puesto a la Iglesia frente a inéditas posibilidades de evangelización».
El tema oficial de esta Jornada, la única que fue convocada por el Concilio Vaticano II, ha sido este año «Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio».
<br> «Tenemos que entrar en esta moderna y cada vez más repleta red de comunicación con realismo y confianza –afirmó el Papa–, persuadidos de que, si es utilizada con competencia y consciente responsabilidad, puede ofrecer oportunidades útiles para la difusión del mensaje evangélico».
«No hay que tener miedo, por tanto, a «remar mar adentro» en el vasto océano informático –alentó–. También a través del mismo la Buena Noticia puede alcanzar el corazón de los hombres y de las mujeres del nuevo milenio».
Ahora bien, al concluir, explicó que en la presencia de los cristianos en la red digital «no hay que olvidar que el secreto de toda acción apostólica es ante todo la oración».
Por eso deseó que, en vísperas de Pentecostés (fiesta que se celebrará el próximo domingo), los cristinos oren para pedir «un renovado empuje misionero» que «guíe los pasos de la humanidad por el camino de la solidaridad y de la paz».
