En Latinoamérica urge la colaboración de los obispos con el orden social

Discurso del Papa al embajador de Bolivia

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 marzo 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI constató este viernes la urgencia de que los obispos de América Latina colaboren con las instancias políticas y sociales para consolidar el orden social.

Así lo constató al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Bolivia ante la Santa Sede, Carlos Federico de la Riva Guerra, presidente del directorio del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).

Citando el Documento conclusivo de la V Conferencia del Episcopado de América Latina y del Caribe, celebrada en Aparecida en el mes de mayo, el Santo Padre aseguró que «los obispos consideraron urgente colaborar con las instancias políticas y sociales para crear nuevas estructuras que consoliden un orden social, económico y político, promuevan una auténtica convivencia humana, impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo fraterno, sincero y constructivo para los necesarios consensos sociales».

Haciéndose intérprete de «las necesidades y esperanzas del pueblo boliviano», el Papa explicó que la Iglesia «ofrece el anuncio de la fe y su experiencia en humanidad para ayudarlo a crecer espiritualmente y a alcanzar su plena realización humana».

«Fiel a su misión, está siempre dispuesta a colaborar en la pacificación y desarrollo humano y espiritual del país, proclamando su doctrina y expresando también públicamente su parecer sobre cuestiones referentes al orden social».

Por ello, «reconociendo las competencias propias del Estado», dijo el obispo de Roma, la Iglesia «asume como deber propio orientar a sus fieles, proponiéndoles a ellos, y a toda la sociedad, que destierren el odio racial, el revanchismo y la venganza y, en definitiva, que en vez de adoptar actitudes de división emprendan el camino de la solidaridad y de la confianza mutua en el respeto de la diversidad».

«Para ello –indicó–, es preciso que la defensa y salvaguardia de los derechos humanos esté firmemente respaldada por valores éticos, como la justicia y el anhelo de paz, la honestidad y la transparencia, así como la solidaridad efectiva para que se corrijan las injustas desigualdades sociales».

«Por eso, la enseñanza del bien moral, de lo justo o lo injusto, sin lo cual ninguna sociedad podría sostenerse, incumbe a la educación ya desde la más tierna edad», indicó.

En esta tarea, aclaró, «la familia tiene un papel decisivo, por lo que debe contar con las ayudas necesarias para cumplir su cometido y ser esa «principal ‘agencia’ de paz» en beneficio de todos».

El Papa concluyó su discurso deseando para Bolivia «un auténtico renacimiento espiritual, material y civil».

«Anhelamos de corazón que en cada persona humana resplandezca la imagen de su Creador y Señor, y que el amor de Cristo Jesús sea fuente de esperanza para cada hijo e hija de esa amada tierra boliviana».

«Pido al Señor –reconoció– que en Bolivia triunfe la verdad que busca el respeto del otro, también del que no comparte las mismas ideas, la paz que se hermana con la justicia y abre las puertas al desarrollo armónico y estable, la sensatez que se esfuerza en encontrar soluciones ecuánimes y razonables a los problemas y la concordia que une las voluntades en la superación de las adversidades y en la consecución del bien común».

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ZENIT Staff

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