«En Lituania falta una sana política familiar»

Entrevista al cardenal Audrys Juozas Bačkis

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ROMA, miércoles, 12 julio 2006 (ZENIT.org).- En Lituania falta una política dirigida a asegurar una vida decente a las familias, advierte el cardenal Audrys Juozas Bačkis, arzobispo de Vilnius.

Es cuanto afirma el purpurado en esta entrevista concedida a Zenit, al término de la visita ad limina Apostolorum de los obispos de las conferencias episcopales de Lituania, Letonia y Estonia, realizada el pasado mes (Zenit, 23 junio 2006).

El cardenal, que en 1994 creó en Lituania un Centro Familiar –donde los novios se preparan al matrimonio y reciben asesoramiento espiritual y psicológico–, habla de la crisis de valores humanos que afronta su país y de los esfuerzos que hace la Iglesia local.

–¿Puede sintetizar el contenido del Informe preparado para la visita ad limina Apostolorum relativo a la Iglesia en Lituania?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: Es difícil hacer una síntesis del Informe porque nuestros obispos no han concordado todo el Informe, sino que han subrayado los problemas de la familia, la formación de los jóvenes al matrimonio por ejemplo, la secularización de la sociedad que hace perder aquellos valores de la vida y de la familia… Por tanto, estamos haciéndonos europeos, ¡en ese sentido! Diría que ésta es la parte principal, porque el Santo Padre nos ha hablado sobre todo de la familia, por tanto ha acogido este aspecto de nuestro Informe. Por lo demás, como siempre, hay luces y sombras, dificultades y experiencias positivas en el campo de la familia, los centros de la familia, los centros catequéticos, los centros de la juventud… En fin, hay algo que se mueve, son pequeños grupos, pequeñas células, pero que traen esperanza para el futuro. Diría que no hemos insistido en muchos otros problemas como la caída demográfica, la asistencia a los cursos de instrucción religiosa en las escuelas, que llega sólo al 50%. Nos hemos concentrado, sobre todo, en los problemas de la gente que no encuentra muchos valores, que prefiere marcharse incluso fuera para buscar dinero.

–¿Qué impresión ha tenido y cuáles son los argumentos surgidos durante los encuentros con los miembros de la Curia romana?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: Acabo de salir de un encuentro con el Consejo Pontificio para la Familia, donde hemos hablado de los problemas de la familia, de nuestra participación en el Encuentro Mundial de Valencia y de los otros problemas relativos a los obispos. Hemos reflexionado sobre nuestra responsabilidad como pastores, sobre cómo afrontar algunos problemas, insistiendo sobre todo en la fraternidad entre los obispos. Querría decir que, cuando venimos juntos a Roma, somos en el fondo más libres que cuando nos encontramos en Lituania y debemos tratar diversas cuestiones candentes. En efecto, aquí, en modo muy tranquilo, hemos confraternizado, hemos experimentado esa colegialidad afectiva de la que se habla tanto, hemos visitado las cuatro Basílicas Patriarcales, hemos concelebrado la Misa, ha habido muchos momentos de oración, momentos de fe, hemos venido a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, y en fin, hemos tenido la alegría de ver al Santo Padre. Los problemas del clero son las otras cuestiones concretas que hemos suscitado, junto a los problemas relacionados con el estado actual de los sacramentos y de la liturgia. Nos hemos interrogado sobre problemas precisos y concretos: qué debemos hacer, por ejemplo, acerca de la cuestión de las pseudo-apariciones aquí o allá, cómo hay que reaccionar. Y hemos tenido una respuesta muy hermosa: no son cosas que hay que condenar, sino aprovechar para lanzar una sana catequesis dirigida a aquellas personas que van allí movidas quizá por ideas e informaciones equivocadas.

–Durante la Audiencia con Benedicto XVI, al fina de la visita ad limina, el Santo Padre les ha animado a ser siempre «valiente defensores de la vida y la familia». ¿Qué nos puede decir de la situación de la institución familiar en Lituania? ¿En qué modo se está pronunciando la Iglesia al respecto?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: La Iglesia, como gran familia, es para nosotros una invitación a hacer algo más todavía. Pero como he mencionado al principio, todos nosotros, los obispos, estamos preocupados por esta cuestión, y contemplo con alegría los cursos de preparación al matrimonio, que a lo mejor no se siguen bien fuera de las grandes ciudades por falta de personal cualificado. Pero sobre todo también después del matrimonio sería bonito que las jóvenes parejas siguieran reuniéndose, formando pequeñas comunidades que rezan juntas, que van de excursión juntas, que viajan juntas y se apoyan en la oración para vivir cristianamente su matrimonio en una sociedad secularizada como la nuestra, con una prensa y una televisión que no ayudan a la educación de los hijos. Por tanto, éste es un aspecto.

Otros aspectos son todas aquellas leyes que nos vienen de Bruselas o las Resoluciones que cierta gente trata de traducir en leyes. Debemos llevar adelante todos los esfuerzos necesarios para hacer leyes que sean el mal menor. Por lo tanto tratamos de trabajar en este campo. Por lo demás, creo que son las familias mismas, los padres, quienes se deben organizar y luchar para hacer valer sus derechos, derechos cuya fuente es el Estado, derechos también en el ámbito escolar con el fin de exigir una buena educación en un ambiente sano para los propios hijos. Considero, además, que deben ser los padres –y no los obispos o los sacerdotes– quienes hablen, son ellos los que deben defender sus derechos y los de sus hijos, así como los derechos a educarles según la propia conciencia y convicción. Creo que algo se está moviendo en la dirección correcta.

–El fenómeno de una gran emigración de la juventud cualificada de Lituania, por razones socieoconómicas, es una de las consecuencias del régimen comunista. ¿Cómo podría responder la Iglesia a esta realidad?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: No creo que la Iglesia pueda responder. Nosotros podemos activar a la gente para que ame su tierra, su familia, y no ir en busca de aventura quién sabe dónde. Esto tiene que ver con la consciencia. Una persona que ama su país, a sus padres, su ambiente, prefiere quedarse. Creo que éste es un problema más bien del Estado, que no ofrece oportunidades a tantos jóvenes tras acabar sus estudios, y aquí hay verdaderamente una injusticia social creciente. Estamos llegando a ser –exagero– un poco como América Latina, donde hay gente que es extremadamente rica y puede permitirse todo, y otros a los que les cuesta mantener a su familia. Por lo tanto, para mí, es un problema político-social, y volviendo al tema de la familia, creo que lo que falta más en Lituania actualmente es una sana política familiar. Sí, dan algunas ayudas para los hijos, pero no es esto. Una sana política familiar consiste en ayudar a las familias a poder tener una casa, a poder vivir decentemente y a preparar un futuro para los propios hijos. Si estos problemas no se resuelven, desde el punto de vista social, y si no hay una sana política familiar, puedo decir que logro comprender a los jóvenes que se van, así como que esto me disgusta mucho.

–¿Cuál es actualmente la situación de las vocaciones y de los seminarios en el país, tras las largas persecuciones sufridas a causa del régimen comunista?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: Diría que la situación es casi estable. El ingreso al seminario no ha aumentado; más bien quizá ha disminuido un poco. Un aumento pasajero tuvimos inmediatamente después de la independencia. Recuerdo que en 1993, cuando reabrí después de 50 años el seminario de Vilnius, se presentaron 22 jóvenes, a muchos de los cuales he ordenado después. Por lo tanto, es una alegría; pero en estos últimos años ordeno a una media de 3-4 sacerdo
tes, mientras hace 5-10 años eran un grupo más consistente.

Pero hay otro factor, creo, ligado a una selección muy severa. En todas las diócesis hemos introducido un año propedéutico, que es verdaderamente fundamental para el joven que quiere hacerse sacerdote, para saber adónde va exactamente, para su maduración, para la maduración de su vocación y también para los responsables, para que puedan discernir mejor por qué motivos un candidato elige el sacerdocio o si es capaz de ir por esa vía. Por lo tanto, esta experiencia trae resultados óptimos, y veo que los jóvenes que han pasado por esos periodos de formación entran en el seminario como en una pequeña comunidad fraterna, donde se ayudan unos a otros. Pero el número permanece más o menos estable, por ejemplo en Vilnius hay 116 sacerdotes diocesanos, mientras que hace diez años eran un centenar; y sobre todo son muy jóvenes. Creo que el 65% de los sacerdotes tiene menos de 40 años. Para el futuro no será tan importante la edad del clero como el hecho de que sean fieles a su vocación y se hagan apóstoles de la Nueva Evangelización.

–¿Cuál es el mensaje de esperanza que llevará de vuelta de esta experiencia?

–Cardenal Audrys Juozas Bačkis: La alegría, el espíritu fraterno, la comunión fraterna entre nosotros, los obispos. Hemos recibido del Santo Padre una gran ánimo y apoyo, así como en todos los dicasterios a los que hemos ido, y ahora ha llegado para nosotros el momento de reanudar con más entusiasmo el camino que estamos ya realizando. Además, el mensaje principal es el derecho de la familia, y el llamamiento es a hacerlo resonar más en Lituania, porque en mi opinión, cuando hay una familia en la que reina el amor, los numerosos problemas desaparecen. También respecto a las vocaciones: ¡de dónde vienen sino de bellas familias cristianas! Por lo tanto para mí el mensaje es que la familia está en el centro de nuestra preocupación pastoral, así como también el aspecto de la vida que se relaciona con ella. Pedimos al Señor que bendiga a nuestras familias lituanas.

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ZENIT Staff

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