Esclavos en Europa

Casi un millón de personas víctimas de explotación sexual o trabajo forzado

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GINEBRA, jueves 12 julio 2012 (ZENIT.org).- En la Unión Europea, hay casi un millón de personas, en su mayoría mujeres, en condiciones de esclavitud, explotadas sexualmente (270.000) u obligadas a trabajo forzado (670.000). Lo denuncia una investigación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Respecto a la explotación sexual, se trata sobre todo de mujeres provenientes de Asia, África y Europa central y sudoriental, mientras que las víctimas de trabajo forzado, según el análisis de la OIT, son sobre todo ciudadanos comunitarios.

Los sectores en los que el fenómeno está más presente son la agricultura, el trabajo doméstico, el manufacturero y la construcción.

“Las víctimas son engañadas con falsas ofertas de trabajo para luego descubrir que las condiciones son peores de lo que se esperaban. Numerosas víctimas están en situación irregular y su poder contractual es muy reducido”, explicó la directora del programa de la OIT para combatir el trabajo forzado Beate Andrees, presentando el informe. La investigación de la OIT aporta también muchos casos de adultos y de niños obligados a ejercer actividades económicas ilícitas o informales, en especial la mendicidad.

Andrees expresó preocupación porque el fenómeno “crezca todavía durante la crisis económica que hace a las personas más vulnerables a tales abusos”.

La OIT, además, recuerda que en los últimos años los estados de la Unión Europea se han progresivamente dotado de un enfoque más global sobre la trata de personas para explotación sexual y trabajo forzado. En concreto, la OIT misma ha trabajado junto a los gobiernos de Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Polonia, Portugal y Rumanía para llevar a cabo investigaciones sobre los mecanismos de reclutamiento, las estafas y los abusos en los sectores más vulnerables a la trata de personas. Esto ha permitido sensibles progresos en la puesta a punto de instrumentos de lucha.

El informe añade que en la Unión Europea, sobre todo en algunos países, como Alemania, Italia, Polonia y Portugal, se ha aumentado la capacidad de los inspectores de trabajo de señalar los casos de trabajo forzado.

Sin embargo, a la luz de datos tan impresionantes sobre la persistencia del fenómeno, la OIT invita a incrementar los esfuerzos. “No se persiguen todavía de modo adecuado los individuos responsables de tantos sufrimientos infligidos a un número tan alto de personas. Hace falta un cambio”, dijo Andrees.

La elaboración jurídica de los instrumentos internacionales y de las políticas capaces de luchar contra la trata de seres humanos y el trabajo forzado derivan sobre todo de lo realizado justo por la OIT en materia de reglamentación del trabajo. A la OIT se debe también la actual formulación del concepto de trabajo forzado, entendido como “todos los trabajos y servicios pretendidos de cualquier persona bajo la amenaza de un castigo y para los cuales la persona no se ha ofrecido voluntariamente”.

La OIT ha publicado el informe “La crisis de la ocupación en la Eurozona: tendencias y respuestas políticas”, según el cual el número de los parados en la Eurozona podría pasar de los actuales

17,4 millones a 22 millones en los próximos cuatro años. El estudio advierte de que, si no hay un cambio de ruta de las políticas en el conjunto de los países de la moneda única, surgirán nuevas dificultades tanto en los países que actualmente están bajo presión como en aquellos en los que la situación es más estable.

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ZENIT Staff

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