Estados Unidos: Los obispos vuelven a afrontar el tema de la comunión a políticos

El cardenal McCarrick señala criterios para la actuación de los católicos en la vida pública

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WASHINGTON, jueves, 18 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Una comisión de obispos estadounidenses ha acordado revisar la aplicación de las enseñanzas de la Iglesia a la preparación a la comunión eucarística de los fieles, en particular, en el caso de los políticos.

El cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington, que preside un grupo de trabajo de obispos y políticos católicos, lo anunció este miércoles en una declaración realizada mientras tiene lugar la reunión semestral de la Conferencia Episcopal de este país.

Refiriéndose a las recientes elecciones estadounidenses, el cardenal dijo: «Mucho más que en cualquier otra época que yo recuerde, en los últimos meses, obispos, párrocos y comunidades parroquiales de todo el país han tenido que bregar para dar una respuesta al modo en que nuestra fe conforma nuestras decisiones en la vida pública. Ha sido algo bueno».

«Pero no siempre ha sido fácil –añadió–. Los medios de comunicación o fuerzas partidarias, a veces, han tratado de poner a un obispo contra otro. En esta sala veo obispos que han sido atacados sin la más mínima consideración y se les ha tachado de partidistas, otros han sido llamados cobardes», dijo el arzobispo de Washington.

«Algunos han sido acusados de hablar de un solo asunto y de ser indiferentes a los pobres o de despreocuparse del tema de la guerra. Otros han sido acusados de despreocupación sobre la destrucción de la vida humana no nacida y, en cambio, de preocuparse por la pobreza o la guerra. Nosotros no somos como nos describen».

El cardenal McCarrick añadió: «Estamos unidos en nuestra defensa de la vida y de la dignidad de la persona humana –las dos grandes causas de nuestro Santo Padre, Juan Pablo II–, y hemos seguido trabajando juntos para predicar el «Evangelio de la Vida» en todas sus dimensiones».

«Ahora que ha pasado la elección –dijo el cardenal–, tenemos una importante oportunidad para poner en común nuestro empeño en la protección de la vida y la dignidad humanas y promover el bien común. Como católicos, tenemos la obligación preeminente de proteger la vida de los niños no nacidos, oponernos a la eutanasia, y defender el matrimonio. Nuestra tradición también nos llama a estar al lado de los pobres y promover la justicia y la paz. No es cuestión de optar, todas ellas son obligaciones de nuestra fe».

«En los próximos meses, tenemos que trabajar juntos para promover todos estos valores. No creemos que nuestro empeño en favor de la vida y dignidad humanas, y nuestra prosecución de la justicia y la paz, sean causas en litigio».

El cardenal añadió: «De manera que ahora, en nombre del grupo de trabajo de los obispos y políticos católicos, me gustaría subrayar varios pasos a dar en nuestra conferencia durante los próximos meses, para cumplir los compromisos asumidos en Denver».

La lista de pasos a seguir ha sido enumerada por el cardenal de esta manera:

«La Comisión para la Doctrina de la Fe, con la ayuda de la Comisión sobre Prácticas Pastorales, ha acordado revisar el asunto doctrinal sobre la preparación personal a la recepción de la comunión eucarística, no sólo en relación a los políticos, sino a todos nosotros».

«Continuará la consulta sobre los complejos aspectos teológicos y canónicos de estas materias, en el ámbito de nuestra Conferencia y con la Santa Sede».

«El grupo de trabajo está creando recursos e instrumentos para ayudar a los obispos a cumplir los compromisos propuestos, por ejemplo:

»Debemos mantener nuestro empeño en ‘enseñar más claramente’. El grupo de trabajo está preparando el material ‘Reader on Catholics in Public Life’ con extractos de declaraciones papales, conciliares y de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, sobre las responsabilidades de los católicos en la vida pública. Este manual se pondrá a disposición de los obispos para que puedan usarlo como base en su enseñanza, diálogo y persuasión».

«Nos comprometimos a hacer más ‘para persuadir’ a todos que la vida humana es preciosa y la dignidad humana debe ser defendida, y ayudar a los católicos a actuar según nuestros principios en la vida pública. Para ayudarnos a realizarlo, compartiremos experiencias de cómo los obispos han emprendido esfuerzos para comprometer, persuadir y movilizar a la comunidad católica».

«Nos comprometimos a mantener la comunicación con los cargos públicos que cotidianamente toman decisiones relativas a estos temas de la vida y dignidad humana. Seguiremos acercándonos a líderes de la vida pública para explicar nuestros principios y dialogar con ellos».

«Afirmamos que la comunidad católica y las instituciones católicas no deberían ‘rendir honores’ a quienes actúan desafiando nuestros principios morales fundamentales. El grupo de trabajo piensa consultar a líderes de la educación, sanidad y servicios sociales católicos, para dialogar sobre la mejor manera de llevar adelante juntos esta línea-guía».

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ZENIT Staff

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