Iglesia en Argentina: Un paso hacia la reconciliación

Declaraciones del obispo de San Isidro, monseñor Casaretto

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CORDOBA, 11 sep (ZENIT.org).- Al analizar la «Confesión de las culpas, arrepentimiento y pedido de perdón de la Iglesia en la Argentina», efectuada en el marco del Encuentro Eucarístico Nacional, que concluyó ayer, en Córdoba, el obispo de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina, monseñor Jorge Casaretto, dijo que «vemos este paso como un camino hacia la reconciliación histórica de los argentinos. Reconciliación que puede favorecer la consolidación de la democracia por medio de los valores».

En el acto público de perdón, los cristianos argentinos pidieron perdón por ser «indulgentes con posturas totalitarias, lesionando libertades democráticas que brotan de la dignidad humana», decía la declaración. El documento pide además «perdón» por «los silencios responsables» y la participación de fieles ««en el atropello a las libertades, en la tortura y la delación y en la intransigencia ideológica».

Monseñor Casaretto constató que «la verdadera crisis argentina es de carácter moral. Sin transparencia y sin una fuerte dimensión ética de la vida, los hábitos democráticos no podrán crecer».

«Una democracia sin valores –añadió–, a la larga termina generando libertad y justicia sólo para algunos, no para todos. Como Iglesia, creemos que la democracia se podrá afirmar si somos capaces de trabajar también en el ámbito de una reconciliación histórica».

Hace falta humildad
En una reflexión que escribió para el suplemento especial sobre el Encuentro Eucarístico que durante las jornadas editó el diario cordobés «La voz del interior», monseñor Casaretto consideró que «la condición fundamental para que exista reconciliación en cualquier orden de la vida, es que se dé una importante cuota de humildad que lleve a todos los que participan en cualquier enfrentamiento, a reconocer sus culpas y a disponerse al diálogo con el adversario».

Luego explicó que para que la reconciliación sea posible, debe caminarse por los senderos de la verdad, la justicia y la caridad.

En cuanto a la primera, sostuvo que «muchas cosas se han aclarado de la historia argentina reciente y muchas otras permanecen aún en el misterio. Un esclarecimiento total de los hechos en la práctica se hace imposible porque nunca se logrará que todos los protagonistas se reconozcan como tales. Al mismo tiempo, sería engañoso decir que no podemos avanzar de ninguna manera en el camino de la reconciliación, hasta que no se conozca la verdad completa, ya que nunca se va a terminar de saber todo lo sucedido acerca de estos hechos».

Al hablar sobre la justicia, expresó que se trata de «una problemática compleja. Es importante entender que por mejores esfuerzos que se hagan, nunca podríamos llegar a una justicia humana que responda perfectamente a las aspiraciones de equidad de todos los sectores involucrados». No obstante, reconoció que «siempre se puede seguir avanzando en obtener más justicia, ese es un camino que, como tal, no reconoce limitaciones».

Por último se refirió a la caridad, que debe motivar «la búsqueda de la verdad y de la justicia». «Si deseáramos la verdad y quisiéramos hacer justicia por un afán de venganza, estaríamos al margen del cristianismo, pero si es la caridad tanto en su dimensión personal como social la que nos mueve a actuar, estamos en el camino correcto».

En el final de su reflexión, el pastor de San Isidro se preguntó: «¿Podríamos resignarnos a no avanzar en este camino de reconciliación histórica porque no se han podido superar los escollos del esclarecimiento total de la verdad y la realización plena de la justicia? Si nos disponemos a crecer en este sentido, Dios sabrá inspirar los pasos a dar. No pensemos que la reconciliación es un problema que atañe sólo a las autoridades. Todos podremos avanzar en iniciativas sencillas, cada uno en su ámbito. La paz y la reconciliación vienen de Dios. El es nuestra garantía y nuestra fuerza».

El presidente Fernando de la Rúa ha calificado como «un acontecimiento de extraordinario valor» que la Iglesia Católica argentina haya pedido perdón públicamente por los pecados, que de pasada afectan también al período de la última dictadura militar.

«Es un hecho muy importante, un acontecimiento de extraordinario valor, porque la Iglesia católica, con toda su autoridad y con gran humildad, hace un gesto de perdón y dio un mensaje de paz en los espíritus», ha manifestado el jefe de Estado argentino en referencia a la petición de perdón formulada por los obispos este viernes en el Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en Córdoba.

«Debemos apreciar y valorar el gesto que implica y estoy seguro que interpreta el sentimiento de la mayoría de los argentinos», ha dicho De la Rúa, que envió una carta al obispo de Córdoba para disculparse por no poder asistir al Congreso Eucarístico debido a la gira que está realizando por Norteamérica y China. En su lugar, viajó ayer al acto de clausura del Congreso el vicepresidente Carlos Alvarez.

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ZENIT Staff

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