«Inglaterra corre el riesgo de ser el Estado paria de Europa»

Carta del cardenal Winnig a Tony Blair sobre la clonación de embriones

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LONDRES, 24 sep (ZENIT.org).- Con motivo del apoyo por parte del gobierno de Tony Blair de la posibilidad de clonar células humanas, producto de embriones sobrantes de técnicas de fecundación artificial, el cardenal Thomas J. Winning, arzobispo de Glasgow y presidente de la Conferencia Episcopal del Reino Unido, ha escrito una carta al primer ministro británico para expresar su más profunda preocupación por las implicaciones morales de una decisión de este tipo.

«Le escribo –dice el cardenal Winning en la misiva que aparece poco antes de que el Parlamento británico, a quien corresponde la decisión última, está a punto de debatir el tema– para expresar mi más profunda preocupación sobre el problema de la clonación humana, no sólo por lo que se refiere al voto inminente de Westminster, sino también en una más amplia perspectiva a nivel europeo».

«Usted conocerá, estoy seguro–añade el cardenal Winning–, la fuerte oposición de la Iglesia católica hacia cualquier forma de clonación, tanto la clonación llamada «terapéutica» como la reproductiva. El mismo Papa ha hablado sobre este argumento apenas el mes pasado».

El arzobispo de Glasgow indica que su preocupación radica en el bienestar y la dignidad de la persona. «No nos oponemos al progreso –indica–, no estamos contra la ciencia y de ningún modo pretendemos bloquear el progreso de la medicina. Nuestras preocupaciones son, sin embargo, muy profundas».

«Querría pedirle que tome en consideración por un momento –dice la carta– en el silencio de su conciencia, si puede ser justo permitir que la clonación vaya adelante, incluso si es «terapéutica», cuando la simple verdad es que la clonación terapéutica significar al final matar».

El cardenal indica que este tipo de manipulación «se aprovecha de los seres humanos en el momento más vulnerable de sus vidas. La estimadísima organización LIFE la describe como «neo-canibalismo». En términos morales no es nunca lícito realizar un acto malvado para obtener beneficio. Esta conclusión, en síntesis, no justifica estos medios».

Así mismo el cardenal Winning hace notar que la clonación «terapéutica» «no producirá rápidamente nuevos tratamientos para las enfermedades» sino que se trata de «una forma de investigación científica, en un fase de desarrollo muy inicial».

Añade que recientemente se ha demostrado «que no hace falta la clonación de embriones. Células estaminales de un adulto pueden ser usadas para fines similares a los de las células estaminales provenientes de la clonación de embriones. Esto no implicaría la creación o la destrucción de la vida y es una técnica que debería ser impulsada».

El presidente de la Conferencia Episcopal británica recuerda que «en Europa, jefes políticos y religiosos han condenado la intención de Gran Bretaña de proceder a la clonación humana y han llamado la atención sobre el hecho de que la propuesta del Gobierno británico está en contradicción directa con la Convención Europea firmada en Oviedo que prohibe esta práctica».

Le recuerda así mismo «el voto del Parlamento Europeo de la semana pasada que ha condenado la posición del Gobierno británico sobre la clonación de embriones» (cf. Zenit 7 de septiembre, ZS00090708), lo cual, indica el cardenal, pone en evidencia «que no se trata de un problema estrictamente católico».

Por último, el cardenal recuerda que mañana, 25 de septiembre, será la próxima sesión planetaria para la redacción de la Carta de los Derechos Fundamentales. Indica que en el texto no hay ninguna prohibición contra la clonación «terapéutica» de seres humanos y sólo se prohibe la clonación reproductiva y que esto se debe a la insistencia del representante del Gobierno británico.

«Le pido –concluye el cardenal Winning– que piense seriamente en esta estrategia. El riesgo para Gran Bretaña es el de aparecer como una especia de estado paria, que no se interesa por la opinión europea sino, cada vez más, de la opinión médica, ofreciendo un paraíso seguro para las dudas morales y para la investigación científicamente no necesaria».

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ZENIT Staff

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