CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 20 de junio 2005 (ZENIT.org).- En Europa los musulmanes se sienten incomprendidos, pero la novedad es que los europeos están preocupados, constata la revista italiana La Civiltà Cattolica en su último número.
Por este motivo, el artículo escrito por el padre Edmond Farahian S.I. considera que es importante tener en cuenta que «el islam es la segunda religión del continente» y «reflexionar para crear una situación en la que europeos e inmigrantes musulmanes puedan convivir».
La revista, cuyos borradores son revisados por la Secretaría de Estado del Vaticano, constata que en Europa, incluyendo Rusia, los musulmanes son hoy 20 millones.
«No es sólo un hecho de una visibilidad cada vez mayor: hay europeos convertidos al islam; hay inmigrantes de religión musulmana, y se da una elevadísima natalidad entre estas poblaciones con respecto a los europeos», subraya el autor del artículo «El diálogo entre cristianos y musulmanes».
El artículo recuerda que «hasta hoy, cada Estado –en Europa– ha gestionado la presencia musulmana según sus propias tradiciones y leyes, con más o menos éxito».
Los problemas de la integración han creado más interés en particular a causa de dos hechos: el fenómeno del terrorismo fundamentalista y el caso del velo islámico que mujeres musulmanas llevan en lugares públicos o en las escuelas, cuando se trata de adolescentes.
«La Civiltà Cattolica» pide a los musulmanes que hagan un esfuerzo para «no absolutizar su cultura de origen» y «discernir» hasta qué punto pueden hacer propia la cultura europea. En este sentido, considera, «la integración de los judíos en Europa debería servir de ejemplo».
El autor considera que es necesario un «mejor conocimiento recíproco» y «promover los aspectos positivos». Para ello, sugiere la figura de personal especializado, sobre todo mediadores culturales, así como la formación de los imanes (jueces de oración) y de los ulemas (sabios) en Europa.
De este modo, según el artículo, se podría crear «una nueva identidad europea», que no se imponga como superior a las demás. «El diálogo islámico-cristiano, enmarcado en este ámbito, puede contribuir a favorecer el éxito», subraya.
